miércoles, 19 de diciembre de 2012

LA HISTORIA SE REPITE





En muchas ocasiones no hace falta recurrir a la Historia para explicar acontecimientos actuales. Las obras literarias, reflejando sin duda actitudes de la época en que fueron escritas, se pueden leer hoy en día con la seguridad de que se hallarán similitudes con recientes acontecimientos, pese a los años o siglos que puedan separarnos.

         Veamos, por ejemplo, que dice uno de los protagonistas de Otelo, en la escena primera de la obra: “…no todos podemos ser amos, ni todos los amos estar fielmente servidos. Encontraréis más de uno de ésos bribones, obediente y de rodillas flexibles que, prendado de su obsequiosa esclavitud, emplea su tiempo muy a la manera del bueno de su amo, por el forraje nada más…”

         Como la villanía es una cualidad capaz de ocupar enteramente a su poseedor, el mismo protagonista sigue: “…hay otros que…no dan a sus señores sino la apariencia de su celo, los utilizan para sus negocios y, cuando han forrado sus vestidos, se rinden homenaje a sí mismos…”

         Servilismo, corrupción…No hay nada nuevo bajo el sol, está escrito, pero en una “civilización” tan teóricamente avanzada como la occidental, cabría esperar que el transcurso de los años hubiera conseguido erradicar  estas lacras.

         No es así, por desgracia. Lo lamentable es que, pese a ello, o quizá tomándolo como referencia, la permisividad social hace posible que la cosa continúe así. Y no habrá remedio mientras se acepte lo de :” ¿quiere que le ponga el IVA?” o un organismo público divida una obra en secciones para  evitar  la adjudicación pública y hacerla “a dedo” para favorecer a alguien. Y todos los etcéteras que queramos poner.

         Otro día hablaremos de Rinconete y Cortadillo

jueves, 13 de diciembre de 2012

EL ESTADO DE LA CUESTION





Mientras unos, de cualquier cosa, hacen una “cuestión de Estado”, el estado de la cuestión es bastante deplorable y no es que dicha cuestión no tenga arreglo, sino que los que tienen el poder para hacerlo únicamente dedican sus esfuerzos, los unos  a utilizar a discreción ése poder que(según dicen ellos mismos) les han otorgado las urnas y los otros a oponerse fieramente a lo que dicen los primeros. Y es así donde gobierna la derecha, la izquierda o el de en medio. No hay diferencia. Siempre es el contrario el que está profundamente equivocado. Haga lo que haga.
Como fruto de tantos esfuerzos y deseos de “no unidad” para ir todos hacia adelante, que es lo único que puede solventar la crisis, es obvio que nada tenemos, puesto que pretender que unos y otros lleguen a un acuerdo en este país es algo que creo se llama entelequia, que no tiene mucho que ver con la “tele” (aunque puede que sí).
Así están las cosas. Durante mucho tiempo se ha hablado, y se sigue en ello, de que estamos en un Estado de Derecho aunque personalmente creo que ahora mismo lo que hay es un ( o son diecisiete) estado que se ha arrogado todos los derechos mientras los demás nos repartimos las migajas. ¿Protestamos? Yo creo que sí; debemos hacerlo de manera pacífica, ordenada, constante y con buenos argumentos y propuestas.
¿Todo lo que se ha hecho está mal? En absoluto. Pero , al igual que las medias verdades son muy similares a las mentiras, el no hacer todo lo que se debía o podía, también deja mucho que desear.
Tenemos (o teníamos), por ejemplo, el tan traído y llevado “Estado del Bienestar”  con el que nos habíamos criado (más o menos) todos y que ha pasado, casi de un plumazo, a convertirse en el “Bienestar del Estado”, que permite vivir muy bien a quienes, desde puestos relevantes (algunos ni siquiera eso) ejercen tareas de gobierno. ¿Qué, a lo mejor, nos hemos pasado un poco al querer que tantas cosas nos salieran gratis?. No diré que no. Sin embargo, no es el nuestro un Estado que  haya sido especialmente cauteloso en establecer los controles adecuados para que cada uno contribuya a pagar impuestos de acuerdo con sus ingresos o que haya controlado adecuadamente la veracidad de los gastos declarados. Así nos encontramos ahora con que el estado de nuestro bienestar deja mucho, mucho, que desear.
¿Acaso no son los propios Inspectores de Hacienda los que hablan de miles de millones de fraude?. Yo me atrevería a sugerir que se le pregunte a cualquiera, incluso poco instruido, si se le ocurre algún método para que los que ocultan sus ingresos y hacen recaer en los demás su insolidaridad, no puedan hacerlo. Profesionales liberales que acuden a domicilio y por unos minutos de trabajo perciben cantidades exageradas y no facturan; otros, que atienden en sus consultas y actúan de modo similar; etc. etc. ¿Devolverán el dinero robado los corruptos? ¡ay!
En fin, que la cosa, aunque cruda tiene remedio, pero hay que aplicarse.

jueves, 6 de diciembre de 2012

NO ES PAIS PARA GENTE HONRADA



Definitivamente, este no es país para gente honrada.
Por doquier lancemos la mirada encontramos multitud de corruptelas y corruptos. Los unos, empresarios ambiciosos que no dudaron en “untar” a todo aquél que se dejó, para conseguir más y mejores contratos. O, quizá empresarios a punto de quebrar que, ante la desleal competencia de los anteriores, no supieron encontrar otro camino para salir del agujero que el subirse al carro de la corrupción.
Los otros, políticos de todo género y condición, de pequeños pueblos y de grandes urbes. Lanzando, sin duda, diatribas contra sus adversarios, fueren los que fueren, en las campañas electorales, para luego sumergirse en el fango de la corrupción, el cohecho, la malversación…
Banqueros  y  dirigentes de cajas de ahorros, como puestos de acuerdo, arruinando sin ninguna compasión las entidades que les fueron entregadas para su buen gobierno, convertidas por mor de su “habilidosa gestión” en pozos sin fondo, agotados, en los que lo único que queda es el lamento de los atrapados por  cuotas  participativas, participaciones preferentes o cualquier otro de ésos “productos financieros” que fueron publicitados como de garantía y resultaron ser una estafa avalada por balances y estados de cuenta “arreglados”, sin que organismos de control del Estado pusieran coto.
Mientras tanto, los funcionarios, los trabajadores con nómina, los pensionistas, soportando sobre sus espaldas el peso de esta innoble carga van viendo como su poder  adquisitivo se reduce. Sufren retenciones en sus nóminas muy superiores a ése idílico 10% de “multa” que los poseedores de dinero negro han aflorado acogiéndose a la benevolencia de un Estado incapaz ( no quisiera que cómplice) de adoptar las medidas necesarias para controlar la situación.
¿Cuándo se adoptarán por los gobernantes (¿?) medidas para la recuperación económica?
¿Esperarán  a que surjan las oportunidades o se lanzarán raudos a buscarlas?
Son muchas las dudas de los ciudadanos de a pie, alimentadas sin duda, por la inacción de quienes saben que, tal como están las leyes (que aquéllos mismos crearon) resulta misión casi imposible arrojarlos de la poltrona por medios pacíficos.
Remedando el dicho, “ con estos políticos, para qué quiere uno enemigos”.
Al menos, que no quede por decirlo…