Normalmente cuando nos levantamos, después del bostezo inicial, nos preguntamos qué vamos a hacer el resto del día, olvidando que-seguramente -el día anterior ya habremos dejado anotado en la agenda todas y cada una de las ocupaciones previstas.
Nada hemos dejado en manos del azar. Al menos éso creemos.
Sin embargo, la Naturaleza, sabia como es, ha querido que no podamos controlarlo todo ni en cantidad ni en calidad, por mucho que la riqueza de unos, el afán de otros o el poder de algunos sea tanto que haya atravesado su mente la idea de la omnipotencia.
Un simple amanecer. Cualquiera; el de cualquier día, como este, es mucho más que todo lo que se puede abarcar a lo largo de la vida
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