sábado, 28 de diciembre de 2013

LOS SANTOS INOCENTES



         Hoy es el día de los Santos Inocentes. Que no son solo aquéllos  niños que, según la Biblia, fueron masacrados hace muchos años. Basta con que miremos cualquier periódico actual. Encontraremos personas maltratadas por aquéllos en quienes confían, gente que ha perdido su casa por creer en la palabra de un banquero, trabajador explotado por empresario sin escrúpulos, inmigrante esclavizado y un largo etc. de personas cuyo único fallo ha sido creer en alguien. ¿Se puede ser más inocente?
         No. No voy a ser tan necio como para pretender que se desconfíe de todo el mundo. Hay suficiente número de buenas personas repartidas por ahí. a nuestro lado, en el bar, el vecino de enfrente…El problema radica en que hemos ido perdiendo, poco a poco, la facultad de la comunicación y nos creemos que estamos solos y que nadie nos va a resolver el problema. Así, damos cancha a los “malos” que hacen su agosto a costa de todos. De todos; de los que sufren y de los que estamos tranquilamente en casa disfrutando de la familia. Porque todos somos víctimas. Unos, directamente de los depredadores sociales y otros somos víctimas de nuestra propia apatía, dejadez, indeterminación, comodidad…somos víctimas de esa cosa tan fácil como es pensar:”como les voté, son ellos quienes tienen que arreglarlo”. Ellos no arreglarán nada que no les convenga. Si hay suerte y coincide con lo nuestro bien está, pero si no…
         Algún día, quizá, despertemos de ese letargo mortal y decidamos que no se puede vivir al margen de lo que le pasa al de al lado. Y ello, simplemente porque hemos elegido vivir en sociedad, lo que significa que todas las cosas, cualquiera cosa, nos afecta a todos. ¿Qué hay quien se pasa por la entrepierna lo que acontece a muchos? Por supuesto. Pero siempre los ha habido y siempre los habrá. Mucho más si somos tan necios de aceptar sus propuestas cuando podemos evitarlo, de estrechar su mano cuando sabemos, a ciencia cierta, que está manchada con la sangre de sus esclavos, aunque estos ahora se llamen administrativos y trabajen a la vista del público en un banco y no lleven cadenas. Aunque estos se llamen peones y estén recogiendo hortalizas en un recóndito bancal, en jornadas maratonianas, sin asegurar, sin un techo digno y con un salario de miseria y hambre. Aunque sean esos trabajadores hacinados entre máquinas que están tejiendo para nosotros ropas que nos venderán baratas porque el resto del precio lo están pagando esos mismos trabajadores, que apenas pueden comer con lo que reciben y que tendrán suerte de que no les caiga encima el techo de la factoría, porque no importa como vivan o trabajen. Lo importante es que produzcan mucho y rápido, porque hay que vender y vender a tanta gente ansiosa por comprar y comprar, aunque luego toda la ropa vaya a contenedores.
         Es un panorama negro, ¿no?. Bueno, pero siempre hay esperanza. Ésa que supone el ver que, también, cada día hay personas capaces de involucrarse en los problemas sociales ofreciendo una visión nueva, un nuevo camino que permita soluciones distintas a las actuales, que se han demostrado inservibles para la mayoría, aunque extremadamente beneficiosas para unos cuantos.
         A veces sucede que somos cobardes. No de esos que salen corriendo, sino de los que nos asusta el abrir la puerta a nuevos horizontes porque no sabemos lo que habrá más allá y ¡se está tan cómodo en casa viendo la tele!. Bien cierto es que, casi todos los días, se empeñan en mostrarnos a niños hambrientos o familias desahuciadas pero, ¡están tan lejos!
         ¿Será posible adquirir empatía en forma de píldoras o algo parecido? Así sería más fácil ponerse en la piel del otro y …Pues no. ¡No hay píldoras ni nada parecido! No quedan más co… que hacerse el ánimo y atravesar la puerta. Nunca es tarde. Si uno tiene muchos años, tiene a su favor la experiencia. Si uno es pobre ¿Qué más le da?.Si uno es rico, ¿qué puede perder?.
         Está claro que se pueden ofrecer, pensar, intuir, etc. excusas y más excusas, pero al final sólo serán eso y en nuestro interior más recóndito surgirá, de cuando en cuando, esa vocecilla acusadora ¿conciencia? que nos relatará los hechos en los que no hemos querido ser protagonistas. ¿Nos sentiremos avergonzados?, o le taparemos la boca con un : “¿y qué podía hacer yo solo?”.
        

sábado, 14 de diciembre de 2013

MI NAVIDAD



                                                              

         No me gusta la Navidad
del exceso y la bebida;
de quien hace necesidad
de una copa bien servida
queriendo, tal vez, olvidar
las manos que hay extendidas.

         Yo espero la Navidad
agradeciendo la vida.
Brindando al Sol, que nos da
desde su amanecer, cada día,
esa luz que, al despertar,
por la ventana se filtra
robando a la oscuridad
sus fauces negras, temidas.

         Espero, en la Navidad,
abrazar a mis amigos.
Junto a mis hijos gozar;
tener a mis nietos conmigo.
Vivir en amor y paz
con quien comparto destino.

         Por eso, en la Navidad
tampoco tengo enemigos.
Prefiero vivir con humildad
que ser, por la vanidad, vencido.
Prefiero, como cada día, gozar
de los bellos sueños que anido.

         Dedicado a todos aquéllos a quienes no
he podido felicitar personalmente.

sábado, 30 de noviembre de 2013

LA LETRA ESCARLATA



Recientemente he visto la película “La Letra Escarlata”, en la que una mujer acusada de adulterio es obligada a llevar prendida en el pecho una gran letra “A” de color escarlata y, además, cada vez que sale a la calle es precedida por un tamborilero que, con sus redobles, va avisando a transeúntes y vecinos de la aproximación de la condenada.
Me ha venido a la mente la idea de hacer algo similar con los corruptos y estafadores, aunque rápidamente yo mismo he llegado a la conclusión de que no podría ser. Y ello por varias razones: a) No habría suficiente producción de tejido escarlata, por lo que habría que importarlo. Ante la demanda su precio subiría y nuestra balanza de pagos caería en picado; b) el redoble sería tan ensordecedor que, a buen seguro, incumpliría la normativa de contaminación acústica.
El único punto positivo es que disminuiría el desempleo a medida que se iban generando puestos de trabajo de tamborilero.
Vistas las cosas y la situación, seguro que habría algún grupo que no estaría de acuerdo por la contaminación; otros por el tema del déficit público y otros porque los tamborileros percibirían, sin duda, un salario basura amparado en alguno de los tipos de contrato que contempla la actual legislación. Sin olvidar a quién diría que se está atentando contra los derechos humanos, la dignidad y el respeto al honor de los delincuentes afectados, que-hoy por hoy-parecen ser los únicos con tales derechos.
Bueno, pues ¿Qué tal estaría obligarles a devolver cuanto han defraudado o robado, o el importe de la pérdida ocasionada por su actuación corrupta? Por si esto no surtiera efecto podría aplicarse, a perpetuidad o en tanto compensen las pérdidas ocasionadas, la pena de prohibición absoluta de ir a bares, restaurantes o marisquerías y las comidas deberían hacerlas siempre a base de rancho en cuarteles o prisiones, con la obligación de rebañar el plato; también obligación inexcusable de  ir andando o utilizar siempre vehículos de servicio público en los desplazamientos.
Me temo que nada de esto llegaría a buen fin, porque se me ocurrió proponer a varias personas recoger 15 ó 20 millones de firmas, para conseguir cambiar la legislación, empezando por el sistema político y todos estuvieron de acuerdo en que no se conseguiría nunca.
Así, que no me queda más remedio que dar la razón a quienes opinan que “tenemos lo que nos merecemos”


martes, 26 de noviembre de 2013

LA PLAZA DR. BALMIS, de ALICANTE



            Recientemente he reproducido y visto un vídeo correspondiente a una reunión municipal en la que se hablaba sobre la Plaza Dr. Balmis ( R.I.P la Plaza)  y el Concejal de Imagen Urbana aludía a las firmas presentadas en contra de la demolición ( según he leído en alguna parte, alrededor de 1000 firmas) con un argumento demoledor en una democracia:” la mayoría son de militantes o afines a IU”.
            Uno, que ha preferido no militar en ningún partido político, por razones de higiene, aunque expresa su opinión cuando cree que debe hacerlo, no parece apreciar en tan somero argumento una gran simpatía por IU. Tampoco cree uno que el hecho de esa militancia o simpatía suponga una ineptitud para opinar sobre determinados temas; al fin y al cabo dichos militantes o simpatizantes son, también, ciudadanos y, mientras cumplan con sus obligaciones como tales tienen todos los derechos que les otorga la Constitución, entre ellos, el de libre expresión.
            Vierte el antedicho Concejal de Imagen Urbana otras expresiones, esta vez dirigiéndose al portavoz de IU, en la que le habla de los Presupuestos Participativos de hace unos años, en los que el Distrito 1 se manifestaba a favor de una actuación sobre la Plaza Dr. Balmis. Resulta alentador que, en este caso, se alegue a la Participación Ciudadana, aunque no sé por cuantas firmas vendría avalada la iniciativa. Quizá habría que recordarle a dicho Concejal, por ejemplo, lo de “no se implantará la ZONA AZUL si vecinos y comerciantes no lo solicitan”, expresado con contundencia en diversas ocasiones por la Sra. Castedo, que se ha transformado-de modo muy rápido-en todo lo contrario. O, yendo un poco más allá, las promesas electorales de su propio partido que se han convertido en papel mojado, también en tiempo record.
            Bien, el hecho es que estamos en un país en que lo que no sobra son actuaciones imaginativas. ¿Hay prostitución? Bueno, tiro de piqueta y remodelo la plaza. Ya veremos cómo queda, pero las prostitutas se van. De momento.
            Uno, que también tiene su corazón, después de leer la deplorable situación por la que atraviesan las prostitutas, abocadas la gran mayoría a permanecer en ésa situación a la fuerza, no puede evitar el pensar :¿no será mejor acabar con la situación intentando proporcionar a las prostitutas otro medio de subsistencia? Seguramente lo habrá, pero hay que darle a la imaginación unas cuantas vueltas porque, como decía mi padre, “la cabeza está para algo más que para ponerse el sombrero”.
            Bueno. Como la piqueta ha actuado, la Plaza Dr. Balmis ahora mismo ya no será ni siquiera un montón de escombros, como hace unos días, cuando tomé las fotos que se acompañan. Seguramente quienes se pusieron a recoger firmas creyeron que con la expresión de la voluntad de los firmantes habría, al menos, una cierta disposición al diálogo. Olvidaron ¡ay! ése famoso “rodillo” que utilizan todos los partidos políticos (bueno, quizá haya alguno que se escape) para convertir su propio deseo, por grotesco, inoportuno, inútil y derrochador que pueda parecer en ley, ignorando las opiniones que no coinciden con la suya. ¡Así nos va!


domingo, 24 de noviembre de 2013

PALABRA, LIBERTAD





            La palabra, como la luz, no se ha hecho para tenerla encerrada, sino para llegar a la verdad a través de la comunicación, del diálogo sencillo y respetuoso. Si siendo honestos callamos, estamos encerrando en la prisión de nuestra boca la posibilidad de que la verdad fluya y , así, nos convertimos en cómplices de la realidad que nos circunda.
            Podemos callar de muchas formas. Con el simple silencio, con el aplauso a la mentira, con el asentimiento a los hechos…Todas ellas son formas de impedir el conocimiento, la cultura, el desarrollo, el diálogo que –tal vez- nos permitiría llegar a un punto de encuentro que hiciera posible superar las divergencias. Pero resulta difícil, se dirá en no pocas ocasiones, el establecer la comunicación, máxime si alguno de los interlocutores está encerrado en la concha de su ego que le impide, siquiera, escuchar lo que dice el otro, interpretando-erróneamente-que el hecho de escuchar al oponente (que no tiene por qué ser enemigo) supone el bajar del pedestal y ceder parte del poder. Mas, ¿acaso hay alguna manera de dialogar si no es que el fuerte se rebaje al nivel del débil, puesto que este último siempre escuchará al primero, aunque solo sea por la cuenta que le tiene?.
            El silencio coarta la libertad, sobre todo cuando es impuesto. Y denota la extrema debilidad de argumentos de quien lo impone. Aunque siempre esgrima circunstancias que lo exigen como: la seguridad, el beneficio común, el orden público, la situación de crisis…
            La palabra sirve para decir cosas tan bellas como las que nos comunica el poeta salvadoreño Alfredo Espino en su poema “Ascensión”:
"¡Dos alas! ¿Quién tuviera dos alas para el vuelo?
Esta tarde en la cumbre casi las he tenido
y con el loco deseo de haberlas extendido
¡sobre aquel mar dormido que parecía un cielo!."

            Es la palabra símbolo de paz, de libertad, cuando  nace del sentimiento noble, del respeto, como ésa paloma tantas veces encerrada a la que impedimos llegar al cielo cercándola con los barrotes de una cárcel que no podrá, jamás, evitar que exista el  inmenso y azul cielo , aunque a veces nuboso, que hay sobre nuestras cabezas.
            La palabra es participación, es deseo de diálogo, de comunicación. Hoy, lamentablemente, es más fácil escuchar órdenes y consignas que relacionarse. Quien tiene el poder cree que lo tiene todo y, por tanto, no necesita nada. Así, hoy vemos cercenado nuestro derecho a la Participación Ciudadana, mientras nos vemos obligados a aceptar las obligaciones que dicha ciudadanía conlleva.
            Uno de los últimos ejemplos es lo sucedido con nuestra Plaza de Pio XII en la que, haciendo caso omiso a los vecinos, la Concejalía de Imagen Urbana se ha empeñado en imponer un diseño que parece surgido de una mente bajo los efectos de un alucinógeno. Quizá como prueba de la coacción a la libertad, hasta la escultura de la paloma, tan simbólica, permanece rodeada de una jaula de malla, tal vez porque si se la quitaran preferiría alzar el vuelo y dirigirse hacia otros horizontes, donde es posible el diálogo honesto, el respeto; independientemente de las propias ideas que, aún siendo divergentes no tienen por qué llevarnos al desencuentro.