sábado, 30 de noviembre de 2013

LA LETRA ESCARLATA



Recientemente he visto la película “La Letra Escarlata”, en la que una mujer acusada de adulterio es obligada a llevar prendida en el pecho una gran letra “A” de color escarlata y, además, cada vez que sale a la calle es precedida por un tamborilero que, con sus redobles, va avisando a transeúntes y vecinos de la aproximación de la condenada.
Me ha venido a la mente la idea de hacer algo similar con los corruptos y estafadores, aunque rápidamente yo mismo he llegado a la conclusión de que no podría ser. Y ello por varias razones: a) No habría suficiente producción de tejido escarlata, por lo que habría que importarlo. Ante la demanda su precio subiría y nuestra balanza de pagos caería en picado; b) el redoble sería tan ensordecedor que, a buen seguro, incumpliría la normativa de contaminación acústica.
El único punto positivo es que disminuiría el desempleo a medida que se iban generando puestos de trabajo de tamborilero.
Vistas las cosas y la situación, seguro que habría algún grupo que no estaría de acuerdo por la contaminación; otros por el tema del déficit público y otros porque los tamborileros percibirían, sin duda, un salario basura amparado en alguno de los tipos de contrato que contempla la actual legislación. Sin olvidar a quién diría que se está atentando contra los derechos humanos, la dignidad y el respeto al honor de los delincuentes afectados, que-hoy por hoy-parecen ser los únicos con tales derechos.
Bueno, pues ¿Qué tal estaría obligarles a devolver cuanto han defraudado o robado, o el importe de la pérdida ocasionada por su actuación corrupta? Por si esto no surtiera efecto podría aplicarse, a perpetuidad o en tanto compensen las pérdidas ocasionadas, la pena de prohibición absoluta de ir a bares, restaurantes o marisquerías y las comidas deberían hacerlas siempre a base de rancho en cuarteles o prisiones, con la obligación de rebañar el plato; también obligación inexcusable de  ir andando o utilizar siempre vehículos de servicio público en los desplazamientos.
Me temo que nada de esto llegaría a buen fin, porque se me ocurrió proponer a varias personas recoger 15 ó 20 millones de firmas, para conseguir cambiar la legislación, empezando por el sistema político y todos estuvieron de acuerdo en que no se conseguiría nunca.
Así, que no me queda más remedio que dar la razón a quienes opinan que “tenemos lo que nos merecemos”


2 comentarios:

  1. Y tal vez lo peor es que ¿quién podría sacarnos de esta situación y ya no digamos acabar con la corrupción pero al menos reducirla a niveles tolerables? ¿tal vez los 100.000 (por ahora) compradores del libro de Belén Esteban? Los mejores se están yendo o se han ido ya a otros lugares más prometedores. ¿Qué tal si les proponemos a los americanos que nos invadan de una vez y nos conviertan en otro de sus estados? Tampoco es que me convenza mucho.

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    1. Si nos pusie'ramos de acuerdo para pensar con esa cosa que hay dentro de la cabeza, quizá' alguna vez nos pondría' amos de acuerdo en barrer a los indeseables

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