domingo, 13 de octubre de 2013

MIRANDO AL FUTURO




            Desde hace bastantes años el empeño de la sociedad, al menos de la nuestra, ha sido el del crecimiento rápido, sin tener en cuenta los perniciosos efectos que se podían derivar de que este se llevara a cabo de una manera incontrolada. Las consecuencias estamos viéndolas ahora porque, a la crisis puramente económica debemos añadir , en nuestro caso, la de formación ,que afecta a amplios sectores de trabajadores, especialmente jóvenes, que consideraron el aprendizaje una pérdida de tiempo ante la apremiante demanda de mano de obra y la facilidad con que se obtenían ingresos que permitían el acceso rápido a la sociedad de consumo.
            Aspectos como excelencia, mejora de desempeño, competencia, responsabilidad se relegaron al olvido en aras del aprovechamiento de ése trabajo tan a la mano que era una tontería dejarlo pasar. Pues bien, la formación necesaria para desempeñar dignamente y con profesionalidad un puesto de trabajo, cualquiera que fuese su naturaleza, que entonces se desdeñó , ahora se torna exigencia imprescindible no ya para prosperar, sino para la propia supervivencia, con el agravante de que el mismo sistema que indujo a tomar estas decisiones  cegándonos con el brillo del euro fácil, ahora nos hace culpables de haberlas aceptado, cargando en nuestro hombros la mayor parte de la responsabilidad para solucionar el problema.
            Podemos salir a la calle y participar en manifestaciones y huelgas o pasarnos las veinticuatro horas del día sentados ante la telebasura rumiando nuestra desgracia pero, además, podemos abrir las ventanas de la imaginación para que entre aire fresco y barra todo pensamiento negativo. Quizá podamos encontrar aún, en algún rincón, aquél olvidado libro de tecnología, de enfermería o de matemáticas, quizá tengamos la posibilidad de inscribirnos en algún curso formativo o continuar la carrera universitaria y así abonar el jardín del conocimiento para estar preparados y no perder el próximo tren de oportunidades que pase cerca.
            Será, también ahora, el momento de recordar aquélla ilusión que abandonamos porque no ofrecía rentabilidad inmediata y retomarla, dedicando a ello nuestro mayor esfuerzo, teniendo presente que para conseguir el éxito no basta con trabajar mucho y conocer mucha técnica. Conceptos como respeto, honestidad, calidad, espíritu de equipo, cuyo significado puede que sea tan desconocido para algunos que deban buscarlo en el diccionario, son hoy imprescindibles para enfrentarse al mañana.
            Podemos hacerlo o seguir añorando el pasado y esperar a que la suerte se atraviese en el camino, esperar que cambien las cosas; somos libres para ello, pero cada uno debe aceptar su propia responsabilidad si quiere resolver su vida y participar en la sociedad, aceptando los errores como un paso más en la formación que le dará el conocimiento necesario para  no volver a cometerlos o, al menos, la certeza de que no está en manos de otros su éxito o su fracaso.

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