miércoles, 13 de agosto de 2014

OCIO

     Quién no ha caído alguna vez en la  tentación de dedicar algunos momentos de su vida a ése ocio tan bien definido por los italianos como " dolce far niente" ?
      Y es que, a veces, lo realmente necesario y que nos puede aportar felicidad es tan sencillo como ése " no hacer nada".
       Bien que abordemos, con la necesaria frecuencia, la reflexión sobre los aconteceres de nuestra existencia. Incluso bajo el prisma de : "quien soy?", " de donde vengo?", etc.,pero en la vida también conviene y es necesario disfrutar sin más, sin que se obtenga otro beneficio más allá del momento. Que pueda sustanciarse, simplemente, en respirar,vivir.
        La vida no siempre es bella, ni todos los momentos son propicios para profundizar en uno mismo. Baste con intentar sentar en nuestro ánimo las bases de un estilo de vida ético, donde el respeto hacia los demás y la solidaridad no dejen espacio para el egoísmo, la acritud, el no ponerse en la piel del otro...
       Vemos, con demasiada frecuencia , a nuestro alrededor, situaciones de estrés provocadas por ese afán, a veces disfrazado de necesidad, de tenerlo todo controlado, planificado, medido. No acertamos, sin embargo, a dejar hueco para los imponderables, los " por si acaso" y los fracasos caen como losas que todo lo aplastan.
        Sentarse a la sombra de un árbol, dejarse acariciar por la brisa, escuchar el zumbido de los insectos y sumergirse en ese ambiente, sin pretender otra cosa que ser uno más en la escena, pueden ser el antídoto necesario para combatir los modos de vida que la sociedad pretende que sigamos, imponiendolos como indispensables.

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