domingo, 25 de octubre de 2015

OIDO, COCINA !

Una ínfima parte de los ciudadanos, que constituyen la cúpula ( que no la cópula,  aunque luego nos j..dan) de los partidos, se lo guisan y se lo comen ellos solos,  cuando preparan sus programas, atentos no tanto a las necesidades generales de la poblacion sino más bien a las posibilidades de obtener o incrementar su poder.

Ni en  los programas ni en sus declaraciones exponen la verdad pura y dura, sin adornos. Tampoco hay transparencia y, en virtud de esto, cómo participar en hacer el guiso, si no conocemos los ingredientes ?

A veces, los palmeros que arropan al lider comparten foto con éste en el espectáculo público, destinado a "globalizar"  su talante, que le presenta con delantal sobre su impecable traje de Armani, simulando intervenir en la " construcción " de una paella. Todos llevan prendas similares, para evitar, en lo posible, ser confundidos con el "chef" del restaurante de al lado, no sea que se les cambie de mesa la clientela.

Olvidando que en esta tierra de cocina mediterránea,  aunque hay muy buenos cocineros, nuestras mujeres han sido siempre las expertas en los buenos guisos, las mantienen aparte, sabedores de que también en ocasiones son ellas protagonistas de "desaguisados" y, si acaso, les conceden el espacio de los postres.

Los ciudadanos, aquéllos que estamos interesados en saber qué vamos a comer, nos preguntamos cual es la razón de que no nos dejen hacer nuestras aportaciones al menú cuando, no pocas veces, nos sale más caro que la carta. Algunos sufrimos un determinado tipo de restricciones alimentarias. Son bastantes los alérgicos a la leche (sobre todo si es mala ) y hay quien quisiera padecer alergia a alimentos, pero para eso necesitaría comerlos y a lo peor ni puede comprarlos.

Estas "excursiones" culinarias seguramente forma parte del programa colectivo de "pan y circo" con que nuestros políticos,  ya sean o no gobernantes, se acercan a su "querido pueblo" para demostrar que ellos, también, tienen gustos sencillos y no se les "caen los anillos" por comer en la calle, con plato y cubiertos de plástico,  como el resto de los mortales, aunque echando de menos la vajilla de porcelana de La Cartuja.

Después cuando, pasado el tiempo, nos demos cuenta de que se nos ha indigestado el guiso, caeremos en la cuenta que no habrá bicarbonato suficiente para todos y que, ni de haberlo, será posible mitigar el ardor de estómago.

Yo, por si acaso, me llevo comida preparada.

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