sábado, 24 de octubre de 2015

HE LLORADO

Hoy me he sentido feliz, porque he llorado.

No he llorado por los inmigrantes que han muerto,  ni por las víctimas de tantas y tantas guerras que no nos impiden llevarnos la cuchara a la boca, cuando el telediario nos escupe el retrato de toda la miseria y maldad que el ser humano es capaz de crear.

He llorado cuando he visto los esfuerzos de un hombre intentando devolver la vida a un niño,  "pescado" de ésas aguas que nos alimentan y, a la vez, arrastran a sus abismos tantas vidas.

Y he llorado,  también,  de alegría, porque ha conseguido salvarle la vida. No somos, pues, tan malos.

Y éso,  me reconforta, me hace sentir la esperanza de que es posible un mundo nuevo. Un mundo donde no esperemos a que el hambre, las armas, o la desidia , la ambición desmedida o el odio sean los motores que mueven al ser humano.

Un mundo en el que los únicos verdaderamente "animales" sean los irracionales y en el que todos tengamos interés solidario, honestidad, respeto, donde seamos exigentes con nuestros derechos porque hemos ejercido la responsabilidad.

Ese mundo en el que, por ser utópico,  todos debemos soñar,  mientras trabajamos porque se haga realidad.

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