jueves, 28 de abril de 2016

SINTIENDO A POZOAMARGO

El pozo, su brocal, su sombra...
me recuerdan jornadas de alegría,
me recuerdan los venturosos días
que a la mente siempre tornan.

Rumores de noche oscura
y jornaleros de alborada.
Otras noches de blanca luna,
de verde hierba y tierra mojada.

Aroma de uvas prensadas,
de humo de parrilla y sarmientos,
de buenas comidas y momentos
de amor sin trabas y sin dudas.

Hombres rudos que en la siembra
derrochan vigor y energía,
hombres que, con osadía,
cultivan las tierras yermas.

Retorcidos sarmientos,
olivos , collejas y arzollas
y en las cocinillas las ollas
cocinando a fuego lento.

El pinar y sus veredas.
Canteras de piedra oscura;
costumbres que perduran
y hasta nosotros llegan.

Todo eso es Pozoamargo,
donde nunca me siento extraño,
donde me reciben cada año,
con un cálido encuentro.


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