martes, 19 de abril de 2016

UNA DEPLORABLE REALIDAD

Si cualquier forma de corrupción es execrable y dañina para la sociedad, cuánto más aquélla que afecta directamente a quienes por su cargo, posición social o representatividad son el ejemplo en que se miran los ciudadanos.

Por ello es imprescindible un mayor rigor en las actuaciones policiales y judiciales contra estas personas, de tal modo que la ejemplaridad de las actuaciones que se emprendan sea proporcional al daño social producido. Es por ello que, por ejemplo, los delitos cometidos presuntamente por Manos Limpias y Ausbank , de ser confirmados, deben ser castigados con toda la dureza que permita la legislación.

Lamentablemente la Justicia no ha sido dotada, en su lucha contra la corrupción,  de los medios técnicos y humanos con que opera la Hacienda Pública y así vemos como prescriben actuaciones, desaparecen los bienes y los sinvergüenzas siguen campando a sus anchas. Muchos nos preguntamos si es una estrategia diseñada por los políticos para poder actuar con impunidad, seguros de que las carencias del aparato judicial no permitirán operaciones de gran calado contra ellos.

Las escenas que nos presentan a los defraudadores dan la imágen de personas sanas, sonrientes, bien trajeadas, que no reflejan, en absoluto, preocupación por su situación,  incluso cuando han pasado por prisión.

Advertimos, tambien con estupor, actuaciones laxas de la Hacienda Pública como la que permite que el Sr. Mario Conde adeude cantidades que son inalcanzables para la mayoría de los ciudadanos  o las deudas de clubs deportivos,  en tanto que se actúa de manera diligente contra otras personas o colectivos.Nos preguntamos si los "papeles de Panamá" darán lugar a una investigación rápida y exhaustiva que determine si ha habido delitos y se actuará en consecuencia.

No hace mucho me contaron una historia que, aunque sea de ficción tiene tintes de ser auténtica,  real. Un dirigente politico con experiencia acompañado de uno recién incorporado, se dirigen a una población en la que visitan la escuela. El director expone a los políticos la deplorable situación del edificio,  las carencias de medios y la necesidad de mejorar la educación.  El político más avezado escucha atentamente y responde con evasivas:" ya veremos...la situación económica...habrá que aguantar un poco..."

Se dirigen, seguidamente, a la prisión cuyo director les recibe en un despacho impresionante y les acompaña a través del gimnasio, dotado con modernos aparatos, la piscina climatizada y el campo de fútbol en los que los presos entretienen su tiempo. El director  expone sus peticiones para mejorar las instalaciones y la comida. El político experto se pronuncia con rotundidad: " no se preocupe...no hay problema...tan pronto vuelva al ministerio daré instrucciones..."

En su viaje de vuelta, el político novato pregunta, extrañado:" Cómo es que al director del colegio le ha respondido con evasivas y al de la cárcel le ha asegurado atender sus peticiones ?" Y el otro le responde :" acaso piensa Vd. Volver a la escuela?"

Estamos a tiempo de construir escuelas y diseñar un sistema educativo eficaz o gastar nuestro dinero en cárceles. Cada uno deberá tomar su elección.

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