jueves, 1 de marzo de 2018

LA OLLA AL FUEGO



     Por razones de tipo social, estudios o por otras, tengo varias cuentas de correo, wasap y un perfil en Facebook, lo cual es coherente con esta sociedad que se dice que es la “sociedad de la comunicación y la información”.

     Sin embargo, cada día albergo más y más dudas que, a la vez, se hacen mayores. Sin ir más lejos, hoy he sumado no menos de 140 entradas a través de dichos medios.

     Si presto la atención que, sin duda, esperan quienes las envían, resulta que debo elegir qué otra actividad abandono: disfrutar con mi familia, dar un paseo, visitar a los amigos.

     Porque, de otro modo, me es imposible asimilar toda la información que recibo, parte de la cual no servirá para nada, pero no puedo rechazar a priori, sin darle un vistazo, al menos. Además, hay cuestiones que se transmiten, simplemente porque, quien lo hace ,opina que son útiles o importantes, aunque ni se ha verificado dicha utilidad, ni si la fuente es fiable, ni si es un tema de actualidad.

     Así que estoy pensando, seriamente, volver a lo antiguo. Esto es, ir a ver a mis amigos o llamarles por teléfono. Así, tendré la posibilidad de saber a ciencia cierta su situación y, si procede, cuando me dé la impresión de que han empezado a contarme batallitas, despedirme diciendo que tengo la olla en el fuego o algo parecido.

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