sábado, 19 de diciembre de 2015

NAVIDAD

Los seres humanos somos, por lo general, volubles y olvidadizos. Con demasiada frecuencia nos abstraemos de cuanto nos rodea y por muchas veces que tropecemos con la misma piedra no tenemos inconveniente en repetirlo. Así,  la Historia está repleta de errores que, fácilmente corregibles, nos empeñamos en emular, día tras día.

Por eso, seguramente, inventamos "El dia de...(niño,  madre,  etc.etc.)" para caer en la cuenta, al menos una vez al año,  de que, pese a vivir en sociedad, no prestamos la atención debida a nuestro entorno social.

Quizá,  la Navidad, además de la motivación religiosa que supone para buena parte de la sociedad es, también,  el revulsivo para todos que, por una vez al menos, nos hace caer en la cuenta de que muchos hemos sido emigrantes en alguna ocasión y no con las circunstancias actuales, a vida o muerte, sino buscando mejorar .

Si analizamos nuestro entorno podremos comprobar, con relativa facilidad, que en nuestros vecinos, amigos, familia, no escasean las personas que tuvieron, en su día,  que abandonar la seguridad y tranquilidad de su hogar, su pueblo, para intentar labrar un futuro mejor. Con lo que llevaban puesto y los enseres que pudieron acarrear en desvencijadas maletas o bultos atados con cuerda, se arriesgaron, confiando.

Yo mismo recuerdo mi adolescencia. No disponiendo mi familia de recursos para pagar mis estudios, acepté una beca y me marché a 600 km. del cálido hogar, a la Universidad Laboral de Sevilla. Fui emigrante voluntario, para mejorar, pero todavía siento que se me desgarra el corazón al recordar los rostros de mis padres, llorando. Seguramente yo también lo hice, pero me escudaría, para disimularlo, en el hollín y el humo del tren que se me habían metido en los ojos. Y "solo" me iba temporalmente.

Ahora, cuando veo el tremendo drama de las emigraciones masivas, cuando veo cuantas personas se juegan a cara o cruz la vida, porque quedarse en su hogar, su patria, les supone perderla, veo lo injustos que somos, la facilidad con que no sentimos nuestro ese problema y nos limitamos a cuestionar si, con los necesitados, se van a "colar" entre nosotros los que huyen de la justicia.

No seamos cínicos,  no nos dejemos influir por quienes aducen que la Navidad no va con ellos. Mientras haya una persona a la que socorrer debemos ser solidarios y atenderla. Podemos hacerlo personalmente y , si nos falta valor para ello, no debemos olvidar que, aparte del calor que proporciona sentirse acogido, necesita, ropa, comida, habitación...

Seguro que al lado de cualquiera de nuestros confortables hogares hay un centro de Cáritas, Médicos del mundo, Unicef o cualquier otra ONG . No tenemos excusa para alegar dificultad en hacer llegar nuestra ayuda.

Quien nos asegura que algún día no seremos nosotros quienes la necesitemos ?

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