Mientras algunos de los líderes de la UE regatean al estilo de un zoco con cuantos inmigrantes se quedarán y otros se niegan rotundamente a recibirlos, amparados en las "sabias" clausulas con las que, en su momento, se aseguraron la adhesión, los inmigrantes siguen jugando a una lotería obligatoria. Si se quedan en sus paises de origen es casi seguro que morirán; si intentan alcanzar Europa puede que mueran y puede que no.
En consecuencia, lo mismo que haría yo y cualquier hijo de vecino, emprenden la peligrosa aventura de la emigración, conscientes de que, como mucho, morirán.
Nosotros, naciones "civilizadas" somos, en buena parte, responsables de la situación actual de la mayoría de los paises cuyos ciudadanos tienen que jugar a la lotería, al haber esquilmado sus recursos y/o no haberles enseñado o facilitado los medios para alcanzar el desarrollo y ser independientes.
Ideas "geniales" como bombardear los barcos de las mafias para que quienes tienen que huir no puedan hacerlo es una medida que, como mucho, reducirá el flujo de emigrantes por mar, desde esas posiciones, pero no seamos ilusos, el problema se trasladará a otros paises.
En tanto no haya soluciones que contemplen el proporcionar en origen posibilidades de supervivencia para quienes se ven obligados a emigrar, todo lo demás serán parches que no harán otra cosa que demostrar la falta de humanidad con que nosotros, "civilización occidental", preferimos esconder la cabeza para no ver los cadáveres que flotan en cualquier mar y que, finalmente, acabarán en el estómago de los peces que nos presentarán, como platos de diseño, en el restaurante servido por un prestigioso cocinero 3 estrellas Michelin.
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