lunes, 21 de enero de 2013

DIARIO DE UNA AUSENCIA




DIA TERCERO.- He descansado aceptablemente bien, aunque sigo esperando que mi reloj particular se anime a avisarme a partir de las siete de la mañana. El día ha amanecido con parches de nubes compactas, grises; hace un aire frio que no anima, precisamente, a abandonar la calidez del hogar. Pero no queda más remedio que hacer lo que está previsto.
La rutina diaria de aseo y desayuno se cumple en todos y cada uno de sus pasos.Concecto la calefacción a 24 grados.
Alrededor de las 8,15 saco el coche del garaje y me marcho a San Juan. Allí me espera la tarea de atender al operario de la empresa de mantenimiento para que repare la fuga de agua que hay en casa de R, quien me ha pedido le ayude , en su ausencia.
Puntualmente, a las 9 se presenta esta persona e inicia su trabajo. Mientras, pongo en marcha la lavadora cuyo funcionamiento es parecido al de casa. De vez en cuando me acerco a observar los trabajos de mantenimiento. Básicamente limpiar una tubería enterrada y la zona por la que atraviesa la pared del sótano para, seguidamente, rellenar el hueco de la pared con una pasta flexible que, a la vez, impida el paso del agua desde el exterior y si se produce asentamiento de terreno siga cumpliendo su función aislante.
Empieza a llover. El tamaño de las gotas parece anunciar un fuerte aguacero, por lo que me apresuro a recoger la ropa tendida y pasarla al interior de la casa, pero todo queda en una leve lluvia de apenas quince minutos.
Hora y media, aproximadamente, ha tardado el operario en hacer su trabajo de hoy. Como no puede continuar hasta que se seque el material que ha puesto, cubrimos el agujero con el armazón y plástico y dejamos para el jueves próximo a las 9 la segunda fase de la operación. Me pide que le pague y le indico que le daré una parte del precio convenido. El resto, cuando termine. Llama a su jefe y le dan conformidad.
Ha salido el sol y han ido desapareciendo las nubes, aunque el cielo sigue lleno de islas grises que no aclaran la duda sobre si lloverá o no. El coche, que había dejado junto a la puerta, tiene aspecto sucio, al haberse mezclado el agua de lluvia con el polvo que se ha acumulado en los dos o tres días en que lo he utilizado. Me marcho a casa.
El contraste entre el aire frio de la calle y el agradable ambiente de casa es confortante. Me quito el chaquetón y conecto el ordenador para leer el correo. Hay ocho nuevos. Uno de ellos, el que envía C de la Asociación de Vecinos, me desazona. Interpreta una sugerencia de trabajo en un sentido totalmente alejado de mi idea y hace un panegírico sobre la situación social, la exclusión, la ética, la humanidad. En fin, que después de pensarlo decido dirigirle una misiva personal para expresarle mi confusión por su interpretación.
Hay que comprar alimentos y , lista en mano, voy al supermercado. Todo lo compro en Mercadona y así me evito tener que deambular de uno a otro.
Me estreno preparando comida. Aprovecho una berenjena que hay en la nevera y la rebozo con huevo para freírla, una vez cortada en rodajas. Hoy la comida es esto mas fideos con carne que sobraron hace un par de días.
Veo algún documental en la tele y por la noche reunión de la Asociación de Vecinos, para tratar de varios temas. Nos emplazamos para el próximo jueves, cada uno con una tarea definida.
En casa una breve rato de televisión y a la cama.

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