lunes, 8 de octubre de 2012

ARRUINAR LA NATURALEZA

En Alicante quedan muy pocos sitios donde encontrar la naturaleza en estado virgen. Lo más habitual es que hya sido martirizada más o menos salvajemente en función del desinterés, la corrupción o el afán mercantilista de algunos ( o muchos ) ciudadanos, en su acción o inacción como políticos, empresarios, o pasotas.
Paseo con cierta frecuencia por la Playa de San Juan y me dirijo hacia el faro del Cabo Huertas, allí casi se puede estar solo, mirando al mar, escuchando el griterío de las gaviotas o, simplemente, observando a aquél pescador que consume su tiempo pacientemente en espera de ése pez que nunca muerde el cebo aunque, muchas veces lo mejor es el almuerzo. Quizá un bocadillo de pollo con trozos de pimiento frito y ajetes, una cerveza que ha enfriado al abrigo de unas piedras mientras la mar va lamiendo suavemente la botella...
Pero no todo es paz, tranquilidad. Quien ama la naturaleza no puede dejar de sentirse ofendido cuando ve que ha sido violada impunemente, porque el autor no deja allí su identidad; tan sólo la imágen del daño causado.
¿Nadie ha visto lo que se ha hecho? ¿había otra forma de hacer lo que fuera sin causar tanto impacto?
Pues esto es lo que hay junto al faro del Cabo. Una gruesa capa de hormigón extendida sobre las rocas, a lo largo de varios metros. como ilustran las fotos







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