Dias atrás en un diario local se exponían los sueldos (sueldazos, si comparamos con el 90 % de la población)que, sin ningún reparo, recibían los diputados de Alicante. Como contrapartida, en el mismo diario, un artículo incidía en que lo verdaderamente importante no es el sueldo, sino la competencia con que se asumen las responsabilidades.
Hoy, en el mismo diario, se aborda una rectificación de "sueldazos" mediante una rebaja cuya cuantía no se expone, aunque parece camina en el sentido de que ningún diputado debe cobrar más que el Presidente de la Generalidad.
Estando totalmente de acuerdo con que el sueldo pierde importancia si los resultados acreditan la validez de quien ocupa el puesto, uno piensa que resulta, como mínimo, incongruente que personas cuyo bagaje se cifra, única y exclusivamente, en haber militado en un partido político, sin experiencia alguna de tipo profesional, ostenten cargos públicos de responsabilidad en determinadas áreas cuando un funcionario, por ejemplo, para acceder a su puesto ha tenido que superar determinadas pruebas.
Por otra parte, si analizamos el perfil de buena parte de los políticos, podremos advertir que, en caso de haber ejercido profesiónalmente, en modo alguno su retribución como tal ha llegado a la que perciben como servidores públicos.
Es posible que quienes hayan contribuido a que los políticos se sientan los amos y señores de la Hacienda Pública seamos todos y cada uno de los ciudadanos, que hemos venido considerando los organismos públicos (ayuntamiento, diputación, etc) como si obtuvieran su financiación mediante un "maná" y no mediante nuestro propio esfuerzo, a través de los impuestos. Asi, no hemos prestado atención al coste de esta o aquélla obra, a su necesidad, a su oportunidad o, hemos, simplemente, actuado de modo incívico tirando papeles en la calle porque "para eso pago, para que los recojan"
Hora es de que tomemos conciencia de la situación y aprovechemos la crisis como punto de partida para optimizar lo que está bien y rechazar, olvidando para siempre las actitudes de pasotismo, aquellas otras que a nada positivo conducen.
Si nos implicamos en la marcha de la sociedad, cada vez lo tendrán más "crudo" aquéllos cuya única voluntad es manipular la situación y enriquecerse a costa de los demás. De no hacerlo así, nada podremos objetar.