Cientos de alumnos que acudimos al Centro de Formación Permanente de Adultos Giner de los Rios, situado en la Calle Dr. Clavero, de Alicante, nos vemos obligados, a diario, a transitar sorteando los innumerables obstáculos a nuestro paso que representan otras tantas meadas de perro con las que bastantes ciudadanos incívicos decoran las aceras.
Un tramo está especialmente afectado por esta plaga : la calle Gonzalo Mengual en los dos recorridos más próximos a dicho centro docente.
Por si no bastara con ello, junto al mismo Centro , un solar sin vallar es utilizado por dichos ciudadanos continuamente como almacén de los excrementos, puesto que sueltan a los perros y allí quedan sus "regalos" hasta que los servicios de limpieza los retiran, cosa que, en ocasiones no se ha llevado a cabo hasta después de varias semanas.
Esto significa que si el camino es un calvario, no digamos la llegada, especialmente si hay brisa de Levante, que se ocupa de distribuir por toda la zona los aromas .
Obviamente los culpables son los dueños de tales perros, pero el resto de ciudadanos no debemos cargar con las consecuencias y, puesto que(en teoría, al menos) el Ayuntamiento dispone de inspectores que deben controlar estas situaciones, ya conocidas, no estaría de más emplearse a fondo con detergente y chorro a presión, de vez en cuando.
Al mismo tiempo, el Ayuntamiento que, según su propia normativa, debe llevar un registro de mascotas, puede ponerse en contacto con todos los propietarios, advertirles de la situación de insalubridad que se produce(si es que, a estas alturas hay alguien que lo ignora) y actuar sancionando a quienes persistan en su actitud.
Por si el Ayuntamiento no ha caido en la cuenta, a través del ADN se puede conocer al "titular" de las evacuaciones, localizar al propietario y apremiarle a que abone sanción y gastos producidos tanto en su búsqueda como en limpieza, etc.
Un tramo está especialmente afectado por esta plaga : la calle Gonzalo Mengual en los dos recorridos más próximos a dicho centro docente.
Por si no bastara con ello, junto al mismo Centro , un solar sin vallar es utilizado por dichos ciudadanos continuamente como almacén de los excrementos, puesto que sueltan a los perros y allí quedan sus "regalos" hasta que los servicios de limpieza los retiran, cosa que, en ocasiones no se ha llevado a cabo hasta después de varias semanas.
Esto significa que si el camino es un calvario, no digamos la llegada, especialmente si hay brisa de Levante, que se ocupa de distribuir por toda la zona los aromas .
Obviamente los culpables son los dueños de tales perros, pero el resto de ciudadanos no debemos cargar con las consecuencias y, puesto que(en teoría, al menos) el Ayuntamiento dispone de inspectores que deben controlar estas situaciones, ya conocidas, no estaría de más emplearse a fondo con detergente y chorro a presión, de vez en cuando.
Al mismo tiempo, el Ayuntamiento que, según su propia normativa, debe llevar un registro de mascotas, puede ponerse en contacto con todos los propietarios, advertirles de la situación de insalubridad que se produce(si es que, a estas alturas hay alguien que lo ignora) y actuar sancionando a quienes persistan en su actitud.
Por si el Ayuntamiento no ha caido en la cuenta, a través del ADN se puede conocer al "titular" de las evacuaciones, localizar al propietario y apremiarle a que abone sanción y gastos producidos tanto en su búsqueda como en limpieza, etc.