En muchas
ocasiones no hace falta recurrir a la Historia para explicar acontecimientos
actuales. Las obras literarias, reflejando sin duda actitudes de la época en
que fueron escritas, se pueden leer hoy en día con la seguridad de que se
hallarán similitudes con recientes acontecimientos, pese a los años o siglos
que puedan separarnos.
Veamos,
por ejemplo, que dice uno de los protagonistas de Otelo, en la escena primera
de la obra: “…no todos podemos ser amos,
ni todos los amos estar fielmente servidos. Encontraréis más de uno de ésos
bribones, obediente y de rodillas flexibles que, prendado de su obsequiosa
esclavitud, emplea su tiempo muy a la manera del bueno de su amo, por el
forraje nada más…”
Como la villanía es una cualidad capaz
de ocupar enteramente a su poseedor, el mismo protagonista sigue: “…hay otros que…no dan a sus señores sino
la apariencia de su celo, los utilizan para sus negocios y, cuando han forrado
sus vestidos, se rinden homenaje a sí mismos…”
Servilismo, corrupción…No hay nada nuevo
bajo el sol, está escrito, pero en una “civilización”
tan teóricamente avanzada como la occidental, cabría esperar que el transcurso
de los años hubiera conseguido erradicar
estas lacras.
No
es así, por desgracia. Lo lamentable es que, pese a ello, o quizá tomándolo
como referencia, la permisividad social hace posible que la cosa continúe así.
Y no habrá remedio mientras se acepte lo de :” ¿quiere que le ponga el IVA?” o
un organismo público divida una obra en secciones para evitar
la adjudicación pública y hacerla “a dedo” para favorecer a alguien. Y
todos los etcéteras que queramos poner.
Otro
día hablaremos de Rinconete y Cortadillo