Desde
el 10 de junio pasado, en que se inició la serie de entradas referidas al
Castillo de Santa Bárbara, bajo el epígrafe “CRÓNICA DE LA DESIDIA: EL
CASTILLO DE SANTA BÁRBARA”, he actuado con objetividad, limitándome a aportar
el testimonio fotográfico y comentarios derivados de la propia observación y/o
de la información obtenida de los propios trabajadores y/o usuarios.
Toda
la información ha sido publicada y puesta a disposición del Ayuntamiento, bien
a través de correo electrónico, bien por Facebook. Nadie, desde el Ayuntamiento de Alicante y hasta la fecha, se ha interesado por cuanto he expuesto.
Me
inclino, dando un voto de confianza, en que “la callada por respuesta” confirma
cuanto indico, antes que pensar que la mala educación de nuestros políticos (quien corresponda) es
lo que les hace guardar silencio.
No
he contado todo lo que he visto, aún siendo tanto. Finalizo este tema, por
ahora, con unas breves pinceladas, sin comentarios.
Me
gustaría pensar que bien desde Patrimonio, bien desde Medio Ambiente, bien
desde Limpieza o Alcaldía, alguien tomará cartas en el asunto y un día, cuando
vuelva al Castillo de Santa Bárbara, estará como lo recuerdo de mi niñez.
Pero
¡dense prisa, por favor, tengo más de 75 años!