Mi
amigo Paco preside, habitualmente, una tertulia en la que varios amigos y
conocidos hablamos sobre diversos temas
y debatimos las distintas opiniones que se suscitan, consiguiendo, como no
podía ser de otra manera, ponernos en completo desacuerdo algunas veces. Ello
no obsta para que volvamos a reunirnos y tratemos otra vez los mismos temas, u
otros, si se tercia.
Hoy
la tertulia ha sido muy reducida. Tan sólo él y yo. Paco es un optimista
absoluto y le envidio, no porque yo no lo sea, sino por la vitalidad con la que
acomete cualquier asunto. Su edad no es óbice para que esté, continuamente,
dispuesto a empezar nuevas actividades, proyectos o a dar un nuevo enfoque a un
tema que hayamos tratado con anterioridad.
Hoy,
como decía, hemos estado solos, frente a frente,( pero no enfrentados) . Hemos
tenido que hablar acerca de la crisis, porque a pesar de ser un tema
recurrente, estamos hasta el cuello dentro de ella y no porque (todos) nos
hayamos embarcado en extrañas aventuras financieras, sino porque a la situación
económica mundial se ha sumado la crisis de ética y moral, aunque-seguramente-lo
uno es consecuencia de lo otro.
Mi
opinión personal, que ya expuse en la última entrada del blog, es que se deben
ir todos(los políticos con responsabilidades (¿?)) y dejar paso a otros que
aborden la situación desde un punto de vista diferente y aporten un resquicio
de luz y de esperanza a la sociedad, de manera que –aunque admitamos la
necesidad de medidas muy duras- tengamos conciencia de que esto es una
situación temporal y que se resolverá.
No
es así como se está actuando. Dejando aparte la consideración de que el partido
que gobierna tiene a su favor el empeño con que adopta medidas, pase lo que
pase, coincido con otras opiniones en que “hay otra forma de hacer las cosas” y
una de ellas es no dilatando la puesta en marcha de aquéllas que pueden favorecer la creación de puestos de
trabajo. Porque parece incoherente que con la economía hecha trizas aparezcan
hoy, como por arte de magia, millones de euros que ayer no existían. Luego, o
nos engañaron ayer o lo están haciendo hoy, o no saben ni lo que están
haciendo. Y con el tema del IVA pasa tres cuartos de lo mismo. Lo dejamos para
el año que viene. No cabe duda de que así habrá menos empresas con ése
problema, porque –simplemente-habrán desaparecido.
Volviendo
a mi amigo Paco, me dice que, si se van éstos, quién va a venir a resolver la situación.
Y aquí estamos otra vez con el traído y llevado asunto de la sociedad
competitiva en lugar de competente, que nos ha llevado al egoísmo tenaz ( y diría que estúpido) de pretender salir adelante cada uno, sólo,
olvidando que no sabemos vivir solos y que, por eso, seguramente, inventamos la
sociedad.
Lo
positivo de la situación actual es que queda demostrado que la familia, ésa
institución sobre la que ha habido tanto interés por una parte de la sociedad
en restarle importancia, ha demostrado su necesidad, por la capacidad de
prestar apoyo personal y económico a aquéllos de sus miembros que lo han
necesitado.
Este
ha sido, quizá, el punto en el que rápidamente hemos quedado de acuerdo y que,
seguramente, dará pie, en otra ocasión, para debatirlo en tertulia.