Hemos sido
capaces de organizar una transición que fue tachada de ejemplar por lo que
supuso de generosidad en cada una de las partes, al aceptar dejar de lado
reivindicaciones propias, en aras de llegar a un consenso basado en lo que era
lo más importante para todos: el bienestar y la paz social en todo el Estado
Español.
Aunque
la paz social, afortunadamente, se ha venido manteniendo, no así la inicial
generosidad de nuestros políticos quienes , obvidando el consenso o buscando
resquicios en lo que ellos mismos habían acordado, han hecho tabla rasa en todo
lo que han podido, olvidando que la Historia es ésa cosa con mayúsculas que
detalla lo sucedido en el pasado y que puede ser perfectamente utilizable para
evitar errores futuros. Muchos han preferido hacer uso de “historias”-así, con
minúscula- para un interés espurio. Se ha blandido de manera continuada el
nacionalismo, el fascismo, el izquierdismo, el patriotismo, cualquier “ismo”
para tachar al uno de fascista, al otro de rojo, al otro de separatista,
etc.etc. etc. Incluso los símbolos que cualquier país utiliza como
representativo de su soberanía han sido utilizados aquí como arma
arrojadiza en contra o a favor de unas u
otras opciones. Hemos sido entrenados para ser maestro en el “yo”, olvidando
que, viviendo en sociedad, lo prudente es ser maestros en lo “nuestro”
Ahora
estamos en crisis y buena parte de los españoles no nos sentimos representados
por nadie. Gobierno y oposición nos engañan ahora o nos han engañado antes,
puesto que se presentaron como salvadores
del naufragio y únicamente han sido capaces de subir en la barca ellos y
sus camarillas. Los demás nos acogemos a la generosidad de los salvavidas de la
familia, amigos u ONG´s.
“No
se puede hacer otra cosa” es el mensaje desesperanzador de quien todo lo tiene
y mira al horizonte para no ver que, por debajo de ésa línea, cientos, miles de
personas y familias están demandando un cambio. Para mejorar, obviamente. Para
ello hace falta generosidad y sentido común. Generosidad para ser solidario y
sentido común para reconocer que no pueden existir tantas organizaciones,
gobiernos, organismos, empresas, etc., que se nutran exclusivamente de los
impuestos y que son la causa de la quiebra del Estado junto a la corrupción que
se ha instalado en un sistema político que, no siendo el peor ,podría
mejorarse.
La
estoicidad de los españoles es extraordinaria, pero ¿hasta cuándo?. ¿Esperaremos
a dar soluciones creativas como se ha
hecho siempre, cuando corra la sangre? ¿No es bastante con las muertes que ha
habido como consecuencia de los desahucios?. Seguramente
debe ser más importante para algunos el
mantener orden en las calles que sentarse con los demás a indagar en las
soluciones para que no se trunque.
No esperamos
ideas refulgentes, pero, en tanto que dejamos escapar a nuestros médicos,
ingenieros, especialistas, a otros países en busca de una oportunidad de
futuro, esperamos de nuestros dirigentes algo más que la novedosa idea de “atraer especialistas a
nuestro país” con que se descuelga una ministra .¿Para qué?, me pregunto. ¿Para
darles lo que no se ha querido dar a nuestros jóvenes y les ha obligado al
exilio, echando-además- en saco roto los cuantiosos gastos que se han utilizado
en su formación, a costa de los contribuyentes?
Necesitamos
un cambio. Quizá deberíamos utilizar el slogan “¡Váyase Vd. Sr. González!” y,
cambiando el apellido, esgrimirlo a todas horas frente a todos y cada uno de
los que, teniendo posibilidad de aportar soluciones están sentados en su cómodo
sillón, con la tranquilidad que da el tener la nevera llena en una casa que
quizá ni siquiera tiene hipoteca porque
con algún generoso promotor se
hizo un trato ventajoso aunque, ¡por supuesto!, sin contraprestación alguna.
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