Un refrán antiguo dice "confía en Dios y no corras", pero en estos tiempos de incredulidad, conviene añadir " y no te fíes ni de tu padre".
Uno, que intenta ser ciudadano responsable y lo consigue, pese a la escasa colaboración del entorno, entiende que la ciudad es para disfrute de todos, pero no es propiedad de cada uno,aunque se deba cuidar como tal.
En ese supuesto, estaba en una de mis caminatas matinales por la Playa de San Juan y dirigí mis pasos al parque del PAU 5, en la Avda.de las Naciones.En uno de los parterres advertí encharcamiento y tierra cenagosa, lo que indicaba que había una fuga de agua desde hacía tiempo.
Localice a un jardinero y se lo comunique. Me dijo que ya lo sabían y que esperaban al fontanero.
"Y, cuándo vendrá el fontanero? "pregunté.
"Vendrá cuando venga" fue la respuesta.
Pues bien, hoy , más de una semana después, allí sigue la fuga de agua. El fontanero debe estar muy ocupado, la empresa (i)responsable de la jardinería no debe tener tampoco alguien capaz de controlar lo que ocurre en las zonas asignadas y el agua, ese bien tan preciado, aunque digan que en este caso es reciclada, desaprovechandose, si no da lugar a que se pudran los árboles próximos por exceso de humedad.
En este parque, para colmo, hay zonas que no ven el agua más que cuando llueve.
Y muestra también del escaso control que se presta, es que hay zonas con riego que carecen de vegetación.
Las fotos ilustran la realidad que se comenta.
Bien harían nuestros responsables municipales en controlar el trabajo que realizan las empresas contratadas.
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