Uno podría caer en la
tentación de creer que Alicante es una ciudad sucia por culpa de los ciudadanos
incívicos que no tienen el menor reparo en tirar colillas al suelo, dejar que
su perro defeque en cualquier parte o abandonar las basuras fuera de los
contenedores.
Y sería bastante acertada
la creencia, si no fuera, también, porque los (i)responsables del servicio de
limpieza de nuestro insigne ayuntamiento siguen atrincherados tras sus espléndidas
mesas de despacho, ignorando los avisos de los ciudadanos y sin cumplir su
deber de inspeccionar adecuadamente qué se limpia y cómo se hace.
Un ejemplo, que solo es
una pequeña muestra, es el de las rejillas de recogida de aguas pluviales (imbornales),
de las que hoy traigo como ejemplo una, situada en el Barrio del Pla, de la que
he controlado su situación en diferentes fechas de este año 2017.
No está situada en un
lugar recóndito, de difícil acceso, lejos de la mirada, que pudiera dificultar
su observación.
¿Serviría de algo decir que, personalmente, he facilitado esta información a la Concejalía de Limpieza?
10 de mayo de 2017 |
21 de octubre de 2017 |
3 de diciembre de 2017 |
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