Lamentablemente, desde hace tiempo, venimos inmersos en un
cúmulo de medias verdades, insinuaciones, mentiras, (des)informaciones, etc.
vertidas tanto por los dirigentes de partidos políticos como por los medios de
comunicación afines a uno u otro, que resulta difícil, cuando no imposible,
decidirse por una u otra cuestión, salvo que se haga de un modo visceral u
obedeciendo ciegamente la consigna del líder de turno.
La falta de transparencia que se obtiene en esta situación
resulta contraproducente para todos. A la larga, incluso para quienes la
promueven o practican, porque deriva en desconfianza absoluta hacia todo y
hacia todos.
Hemos soportado y seguimos en ello, rifirrafes sobre crisis
inexistente que nos estaba ahogando, ERE que nadie ha autorizado, Gurtel, etc.
utilizados según fuera conveniente y/o en función de la proximidad de elecciones.
Ahora estamos inmersos en la crisis de Cataluña, creada y
animada para mayor gloria de algunos políticos, tanto de dentro como de fuera
de dicha Comunidad. Jugada como una partida de cartas en la que se lanza un
farol que unos no saben retirar a tiempo y que otros no tienen claro si es o no
farol y están a la espera de lo que salga. Los ciudadanos, que estamos
pendientes de ver como acaba la partida, al final seremos los que tendremos que
pagar las apuestas, sin beneficio alguno. Los jugadores se retirarán de la
mesa, sea cual sea el resultado, pero siempre triunfadores.
¿Es posible que los políticos catalanes sean capaces de
arrastrar a sus ciudadanos a una aventura de consecuencias desconocidas? ¿Son
rigurosas sus reclamaciones al Gobierno del Estado? ¿Han dicho toda la verdad a
quienes les siguen en la carrera del independentismo? ¿Se gobernará, una vez
más, “para todos” pero se dejará en la estacada a los que no comulgan con la
separación? ¿Desde el Gobierno del Estado se ha actuado con la diligencia
necesaria para evitar llegar a la confrontación? ¿Tienen razón en sus
argumentos los políticos? ¿Se abandonará a los catalanes? ¿Serán europeos
dejando de ser españoles? ¿Los bancos y los empresarios dejarán de “hacer
negocio” en Cataluña?
Uno no puede dejar de hacerse preguntas, consciente-si
reflexiona un poco- de que las respuestas serán, como siempre, insinuaciones,
medias verdades, mentiras, (des)informaciones…
Seguiremos en manos de los políticos que han asumido que el
hecho de votarles les concede un poder omnímodo, cuando lo que pretendíamos
era, ni más ni menos, que utilizaran el sentido común y administraran
adecuadamente el fruto de nuestro trabajo.
Las consecuencias de su ineptitud las pagaremos todos. Los
unos por aplaudir, los otros por callar, éstos por “pasar” de todo, aquéllos
por …
Realmente, en estas ocasiones uno envidia a Robinson Crusoe.
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