Propone multar el alcalde
al incívico ciudadano
que, sin una bolsa en su mano,
en la calle excrementos deje.
Un poco tarde parece
que reacciona el buen señor.
¿será que le ha llegado el hedor
que, por todas partes, crece?
Entre “amantes de la limpieza”
y “repartidores de estopa”
hay, en nuestro ayuntamiento, una tropa
que actúa con mucha tibieza:
No atienden a quien se queja
o bien lo hacen a deshora.
Y el ciudadano indignado,
aquél que, con educación, cumple
debe soportar a su lado
las calles llenas de mugre.
Dicen que no hay dinero para nada;
sí para refugios y policías.
Como si hubiera en estos días
alguna guerra larvada.
Quizá sean los del tripartito,
con sus batallas traicioneras
quienes se lanzan los tiros
cuando menos se lo esperan.
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