sábado, 21 de julio de 2018

HABLANDO DE RELIGIÓN


Desde determinados sectores, generalmente pertenecientes o vinculados a partidos políticos, se viene insistiendo en la necesidad de separar de las aulas la enseñanza de la religión, de modo especial la católica.

Entiendo que quienes la consideran “el opio del pueblo “pretendan “ayudar” a los que se encuentran bajo el influjo de esta supuesta “droga”. Yo mismo dejaría de ser cristiano si estimara que es perjudicial para mi salud, pero, desde que lo soy y seguramente a consecuencia de esta “drogadicción” resulta que intento empatizar con los demás, soy menos intransigente con las faltas de otros y cada día me encuentro con que mis amigos me aprecian más. 

Más aún, resulta que entre las personas con quienes me relaciono las hay de diversas tendencias o ideas, tanto de carácter político como religioso o sexual y convivo perfectamente con todas ellas, sin ninguna clase de trauma para ninguna de las partes.

¿Se supone que debo ponerme un brazalete con algún distintivo para que reconozcan mi filiación religiosa o debo renunciar a ella porque otros opinen de distinta manera? Pues no lo he hecho ni lo pienso hacer. Si a los demás los trato como personas, respetándolos, con independencia de sus creencias, sus filias o sus fobias, espero de todos la reciprocidad.

Y lo hago, al menos, porque como ciudadano español, la Constitución en su artículo 14 dice expresamente:” los españoles son iguales ante la ley …” para, poco después, en su artículo 16 indicar: “se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto…”

¿A qué viene ese decidido interés por determinadas personas o grupos de presión para suprimir de las escuelas la enseñanza religiosa? ¿Acaso no es un hecho que nuestra sociedad tiene raíces cristianas? Por otra parte, según BOE A-2016-2714 en su preámbulo se dice, entre otras cosas: “…se garantiza a los alumnos musulmanes…el ejercicio del derecho a recibir enseñanza religiosa islámica en los centros docentes públicos y privados concertados…”

Y, digo yo: ¿los españoles debemos soportar ser tratados con discriminación por nuestros propios políticos, cuando no discriminamos a quienes, por distintos motivos, vienen a establecerse en España?

Dejemos que cada cual piense o crea como le parezca oportuno y ocupémonos, cada uno, de respetar a los demás como nos gustaría ser respetado. 

El único aspecto en el que me gustaría se “drogaran” los demás, es en la sugerencia del Papa Francisco sobre el uso que se hace de las palabras: PERDÓN, PERMISO, POR FAVOR, GRACIAS.

Y, de paso, haré un esfuerzo por aplicarme, yo mismo, en el uso de éstas.

En cuanto a quienes tienen tanto interés en el tema de la religión y tan poco por resolver los problemas que afectan a la sociedad les diré que, si a las gallinas una de las cosas que más les molesta es que les toquen los huevos, a mí me pasa tres cuartos de lo mismo.

Vamos a ponernos de acuerdo en identificar ( si es que aún hay quien los ignora) los problemas de la sociedad , resolvámoslos y dejemos a cada cual con los derechos constitucionales que le corresponden, hasta que llegue el momento en que se decida que deben ser cambiados. Pero, eso sí, también constitucionalmente, no por gritar más o menos.

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