Nuestra
ciudad, Alicante, de la que nos hemos sentido siempre orgullosos, atraviesa hoy
unas circunstancias lamentables, gracias al esfuerzo de parte de ciudadanos,
cuyo comportamiento es, al menos, incívico.
¿Serían
estas las circunstancias si hubiera un equipo de gobierno municipal que
ejerciera su autoridad? Me temo que debemos modificar para Alicante la frase de
Ortega y Gasset en el sentido “Yo soy Alicante y mis circunstancias”
Supongo
que el equipo de gobierno no se tomará a mal que les llame “circunstancias”.
Podría haber elegido otro apelativo más duro, pero tendría que aplicar delante
lo de “presunto”, por si acaso.
En
tiempos de servicio militar obligatorio, al referirse a la capacidad del
soldado para enfrentarse a los avatares de la lucha, se incluía la frase “valor,
se le supone”, si aún no había tenido oportunidad de actuar. De nuestro gobierno
municipal, tan poco activo fuera de sus cómodos y frescos despachos, deberé
decir “autoridad, ni por asomo”.
Pero,
volviendo al “Alicante y sus circunstancias”, tenemos en nuestra ciudad sendos
hitos que cualquier capital mostraría orgullosa y cuidaría con esmero. Por
citar dos: El MARQ y El Castillo de Santa Bárbara y su monte Benacantil.
Respecto
al segundo, quien se haya acercado a este blog (http://alicanteciudadmuda.blogspot.com/)
habrá tenido oportunidad de hacerse una idea, leyendo la serie de entradas Crónica
de la desidia: El Castillo de Santa Bárbara.
En
cuanto al MARQ, uno de los museos mejor considerados de Europa, es como el
precioso regalo envuelto en papel feo. Y ese papel feo es su entorno, que
contrasta duramente con el cuidado interior.
Una
acera estrecha ocupada por una línea de árboles agonizantes, cuyos alcorques
muestran, en las grietas de la tierra que contienen, la absoluta falta de
riego. Una acera en la que hay, al menos, cuatro alcorques vacíos, porque la
defunción de los árboles ya se produjo. Una acera en la que los orines dejan
huella que nadie se molesta en borrar.
Una calzada en la que los imbornales
repletos de suciedad y de hojas muestran el escaso interés en su mantenimiento,
amén de la escasa esperanza en que se produzcan lluvias.
Tal
como están las cosas, parece que solo parte de los ciudadanos ponemos algo de
interés en denunciar la situación. ¿qué hace, mientras tanto el equipo de
gobierno municipal? Me temo que su entrepierna esté seriamente desgastada.
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