jueves, 19 de febrero de 2015

INUNDACIONES

Mientras buena parte de España sufre los rigores del invierno en forma de copiosas lluvias o nevadas, que generan grandes avenidas en los rios y los consiguientes daños en edificios y cultivos , otra parte viene soportando, de manera endémica,  los daños de las sequías,  cada vez más acusadas.

Mientras todos los españoles asumimos el pago, vía presupuestos, de las ayudas, subvenciones, indemnizaciones, necesarias para paliar estos problemas, no se estudia con seriedad y rigor , sino bajo el prisma exclusivamente político, la construcción de infraestructuras que permitan el trasvase y/o almacenamiento de aquéllos caudales necesarios para evitar los daños compatibilizándolas con un desarrollo sostenible .

Esas mismas razones (?) políticas que conducen a "castigar" a regiones incumpliendo, incluso, el deber de solidaridad nacional, no han tenido reparo en construir plantas desaladoras de agua de mar, cuya utilización y/o mantenimiento resulta tan costoso que las hace inviables, de tal manera que algunas ni siquiera funcionan.

Se podrá estar a favor o en contra de una posición u otra, pero mientras tanto no se adoptan soluciones que hagan posible evitar  los daños .El dinero que debiera dedicarse a inversiones, año tras año se emplea en pagar unos gastos que solo resuelven la situacion del momento. " Pan para hoy y hambre para mañana"

Somos un país visceral, en el que se utiliza mucho lo de "conmigo o contra mí", pero no puede haber desarrollo equilibrado si no se establecen unas normas mínimas de consenso que lleven a que los grandes asuntos de la nación se debatan con serenidad y se apliquen soluciones por todos, aptas para todos y con voluntad de permanencia en el tiempo.

Tenemos funestos ejemplos de la falta de acuerdo en tantas cosas que, aprobadas por un partido ,han sido abandonadas por el opositor cuando llegaba al gobierno. Cuestiones tan importantes como educación,  sanidad, vivienda, grandes infraestructuras, se abordan desde el punto de vista del enfrentamiento, en lugar de buscar los de coincidencia.

Todo ello sin considerar, además,  que no somos tan "ricos" como para permitirnos el lujo de tirar el dinero ni, por separado, tan "poderosos" que podamos desdeñar la ayuda de los otros.

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