miércoles, 22 de julio de 2015

AGUA VA !

Según se cuenta, antes de que se descubrieran los peligros potenciales de las aguas sucias, lo habitual era arrojarlas a las calles a través de las ventanas,  precedidas del grito de aviso "agua va !", para que los transeuntes, alertados, no recibieran el improvisado y poco agradable chaparrón.

Aunque se sabe que los romanos construyeron magníficas infraestructuras para que las aguas sucias discurrieran  alejadas de las edificaciones, no todas las civilizaciones hicieron un uso adecuado de las mismas. De hecho, hoy recibimos con demasiada frecuencia la "mierda" que los ventiladores políticos se dedican a esparcir a nuestro alrededor y, esta vez, sin aviso previo.

Pero fijémonos,  ahora, en esas otras "aguas", las que nos hacen tanta falta en el Sureste, para la vida cotidiana, el riego de jardines y plantaciones, el aseo de nuestras ciudades... Esas aguas de las que carecemos desde tiempos inmemoriales y que, tan a menudo, lejos de constituir un modelo de solidaridad interterritorial, son esgrimidas como arma arrojadiza por uno u otro politico, sin temor incluso a causar bajas por "fuego amigo".

Esas aguas de las que carecemos,  cuya explotación debía realizarse siempre bajo unos patrones de equilibrio, racionalidad y moderación,  siguen siendo uno de nuestros mayores problemas, a tenor de las informaciones de los expertos en el tema y que los medios de comunicación se encargan de transmitir, con mayor o menor fortuna.

Uno, ante la gravedad de la situación,  pensaría que las cabezas pensantes que se supone nos gobiernan, pondrían su máximo empeño en utilizar adecuadamente tan vital recurso, gastando la menor cantidad posible, al par que recuperando cuanta más mejor, para su reutilización .

Pues no es así.  Año tras año,  en época estival dirijo mis pasos hasta El Campello y, cuando atravieso el Rio Seco, advierto en su desembocadura un caudaloso y contínuo riachuelo de agua clara que se vierte en el mar. Dado que aguas arriba hay una depuradora,  deduzco que debe proceder de allí.

Me planteo las siguientes cuestiones: a) si es agua depurada, por qué se vierte al mar y no se reutiliza ? ; b) si no es agua depurada, por qué se vierte al mar y lo contamina ?

Mientras tanto, se pierden cosechas,  nuestros jardines son eriales y las calles no brillan, precisamente, por su pulcra apariencia.

Es que a nadie le importa?. Me temo que ocurrirá como en el cuento de Los tres cerditos y el lobo feroz. Hartos de escuchar la falsa llamada de aviso, cuando llegue - de verdad- el lobo de la sequía, no habrá manera de detenerlo y entonces lloraremos amargamente, mientras nos devora.

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