martes, 23 de enero de 2018

¿QUÉ HE HECHO PARA MERECER A ÉSTOS?



     Seguramente no soy el único ciudadano que, cada día, encuentra argumentos para sentirse estafado. No solo por los políticos, que defienden a capa y espada su “status” , actuando como generosos jefes y poniéndose sueldos a voluntad ( por supuesto, sin exigirse titulación ni, lo que es quizá peor, productividad alguna) además de numerosas prebendas que, al resto de los ciudadanos,  deberían corresponder como derecho, para no sufrir agravio comparativo.

     Vivimos en una sociedad en la que el amparo parece existir, únicamente, para quienes trasgreden la Ley o son tan poderosos que pueden permitirse el lujo de pagar a expertos para que la burlen, a través de los “atajos” de ésta, que uno no tiene claro si se pusieron a propósito para determinadas personas. Todo sin olvidar a las empresas de servicios como teléfono, luz. gas, etc.

     Pues, volviendo a lo de sentirme estafado, un simple ejemplo. Una factura de luz en la que he remarcado en rojo el concepto “impuesto sobre electricidad” que vuelve a ser objeto de imposición, como remarco en verde, bajo el concepto “IVA”.

     Y uno que, seguramente, es un ignorante, cavila y se dice: “vamos a ver, los impuestos son del Estado, por sí mismos no generan valor añadido, entonces ¿por qué se les aplica el Impuesto sobre Valor Añadido?

     Y uno cae en la cuenta de que Estado de Derecho, Estado de Bienestar, etc., son palabras, solo palabras, que sirven para contentar a los “palmeros” de una u otra opción política, mientras los demás ciudadanos nos preguntamos: “¿qué he hecho para merecer a éstos?”.

     Aunque, mejor no me lo pregunto, no sea que la respuesta es que eso sucede, precisamente, porque muchos lo hacen posible, al tolerar, transigir, admitir la corrupción, mientras se lamentan con su vecino ante un café calentito en la barra de cualquier bar de su barrio, en lugar de actuar.


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