miércoles, 24 de octubre de 2018

CRISÁLIDAS


La Naturaleza es maravillosa y asombrosa, a la vez. Capaz de ofrecernos belleza y fealdad, pero sin añadirles opinión, que es lo que algunos humanos pretenden vendernos como información.

La Naturaleza nos ofrece visiones tan singulares como las de ese gusano que pasa su vida caminando hasta que, un día, se encierra en su crisálida para renacer después como inigualable mariposa, y deleitarnos con su belleza y grácil vuelo en busca, quizá, de un mundo más civilizado.

En la ciudad tenemos casos similares, aunque los finales suelen ser menos airosos.  Hay personas que desarrollan una vida que podríamos llamar “normal" hasta que, un día, se encierran en su particular crisálida de cartones y plásticos de desecho. Suelen pernoctar en portales o junto a escaparates de locales abandonados, tal como están y se sienten ellos.

Pasamos a su lado y fingimos que no los vemos. Quizá prestamos atención, pero sólo un instante, sí coincide que, a nuestro paso, se remueven para adaptar su cuerpo a la dureza de su colchón de mármol. Cualquiera, a la vista del cartel, podría preguntarse qué es lo que se alquila, porque quizá llegue el momento en que no haya disponibilidad de escalones sobre los que tenderse, si seguimos así.

"Residencia" nocturna de dos indigentes en C/Padre Esplá,34  Alicante
Por la mañana, suelen abandonar su particular crisálida y deambulan por la ciudad, pidiendo ayuda en esta o aquella esquina; matan su hambre cuando alguien solidario se da cuenta de que existen; suelen intentar olvidar su abandono con alguna bebida barata.

Los políticos, en su grandilocuencia, hablan de las grandes obras que quieren emprender. De estas personas no hablan, porque son un simple voto que, seguramente, ni siquiera se introducirá en la urna que es, al fin y al cabo, donde acaba enterrada la democracia.

Nosotros, los ciudadanos, podríamos exigir a los políticos que hicieran buenas obras, además de esas grandes, caras y a menudo inútiles obras a las que son tan aficionados, pero cuando llega el momento de exigirles decimos cosas como:” no me van a hacer caso"; “no es mi problema"; “ya lo arreglarán ellos"…

Olvidamos que yo, tú, aquél, nosotros… TODOS somos responsables.

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