lunes, 21 de julio de 2014

EN LA NOCHE...

    La ciudad, en la noche, parece totalmente distinta. Los perfiles de los edificios se difuminan y la escasa luz de las farolas no alcanza a disipar las penumbras. Incluso el tráfico, ese elemento perturbador de la tranquilidad, creado para nuestra comodidad pero tantas veces en su contra, se reduce de tal modo que podemos disfrutar de insólitos momentos de silencio.
    El aire, libre de la polución de los vehículos, se puede respirar con fruición y, tal vez, hasta se puede escuchar el rumor lejano de las olas.
    La noche es propicia para la conversación sosegada, para la reflexión, para la soledad buscada y es,también, un respiro, un descanso de ese calor que,durante el día, nos agobia y hace estar pendientes de cualquier bebida que amaine nuestra sed.

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