A menudo, el ciudadano, en el discurrir de sus días, observa la ciudad y sus calles. Observa cuanto acontece y, a veces, toma nota de esto y de aquéllo. Se pregunta por qué las cosas son como son, por qué el transcurso del tiempo, pese a que nos convierte en mayores, deja inalterables cosas de las que nos rodean.
Cuando ve cosas, situaciones, actuaciones que se repiten a lo largo del tiempo, sea quien sea el que debe actuar, porque tiene la obligación de hacerlo, porque ha conseguido la confianza de los ciudadanos, uno se pregunta, al principio: "¿Será coincidencia?" más, luego, cuando reflexiona un poco y cae en la cuenta de que todo sigue igual, llega a la convicción de que la única coincidencia posible y cierta es la falta de interés.
Así, ante la presencia de suciedad en la calle, el primer día se dice: " ¡Vaya por aquí hay algún marrano!", pero si pasan los días y advierte la misma o más suciedad no tiene otra opción que acordarse de quien debe limpiar y no lo hace, de quien debe controlar y no lo hace, de quien debe sancionar y no lo hace.
Hoy llevo a esta página nuevamente el tema de los imbornales, con el seguimiento de otro que, desde 2009 ha sufrido el olvido o abandono por parte de empresa de limpieza y Concejalía responsable del Ayuntamiento de Alicante . Habrá razones, sin duda, para que este abandono se prolongue en el tiempo. Me gustaría conocerlas y supongo que también a otros ciudadanos.
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04-06-2009 |
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