Mientras nuestros “esforzados”
políticos, gobernantes y opositores, han puesto todo el interés en demostrar a
todos sus “fans” lo buenos que son y, a cambio, han recibido de estos el
aplauso clamoroso y ferviente, a la vez que irreflexivo, por haberles dicho lo
que esperaban oír, mientras esto sucedía, digo, las noticias alarmantes sobre
el futuro de las pensiones y pensionistas situaban a estos, nos situaban, en la
guillotina de los recortes.
Uno mira el panorama nacional desde
que estalló la crisis y descubre la enorme cantidad de presuntos, y no tan
presuntos, golfos y sinvergüenzas que han hecho de la corrupción y la rapiña su
“modus vivendi”. Advierte, a su vez que, de no haber sido por los miles de
pensionistas que hay en España, que han mantenido con sus escuetas pagas a sus
hijos, empujados por la “burbuja” al precipicio del desempleo, o llevado a sus
nietos a la escuela para que los padres intentaran, con su trabajo conjunto,
recomponer la maltratada economía familiar, repito, de no haber sido por estos,
la situación social podría haber sufrido un tremendo descalabro, porque los
ciudadanos deben tener, al menos, sus
necesidades básicas cubiertas.
Pues, en efecto, sin que nuestros
políticos, gobierno y oposición, hicieran algo más allá que rascarse la
entrepierna mientras los ciudadanos hacíamos lo que a ellos les correspondía,
lejos de estrujarse el cerebro pensando en buscar soluciones, van a lo fácil.
Como tienen la llave de la “hucha de pensiones” en sus manos, ¿qué más fácil
que aprovechar esta circunstancia y en base a una pretendida “situación” argumentar
la necesidad de reducir el importe de las pensiones, ahora que se han
recuperado empleos y reducido las cargas familiares de algunos pensionistas?
Como si de una genialidad se
tratara, los políticos hablan de la “renta mínima” para quienes carecen de ingresos,
lo que aboca a éstos recibir esta
“limosna “del gobierno de turno que los convierte, así, en esclavos del sistema
cuando, al mismo tiempo, por falta de presupuesto se desatienden necesidades
como, por ejemplo, la seguridad, puesto que
agentes de policía vigilan el
tráfico en las entradas y salidas de los colegios, cuando otros son sus
menesteres; se olvida el riesgo de incendios y las áreas boscosas no reciben
los tratamientos de prevención de incendios adecuados; falta personal en los
hospitales, etc. etc. Pero, claro, pensar es una tarea que exige esfuerzo y las
neuronas podrían morir por la falta de costumbre de trabajar. Mucho mejor dar
subvenciones, que de eso sí que saben los políticos y lo han practicado con
generosidad, porque se genera una “clientela de estómagos agradecidos” que
vienen bien a la hora de llenar las urnas.
Uno piensa en el traído y llevado
tema de los “asesores” de los políticos, muy peculiar, porque ¿cómo es posible
contratar a un asesor, sin saber previamente de qué tiene que asesorar? No hay
problema, se abre una partida presupuestaria y se le contrata porque sí. Decía
mi difunto y recordado padre: “no tenemos para pan y compramos abanicos”.
El caso es que los jubilados
pagamos el IRPF por una pensión que recibimos y que ya fue objeto de gravamen
cuando estábamos en activo, al deducirnos la empresa, en nómina, el mencionado
impuesto. ¿Es lógico “castigar” a los pensionistas, primero con este impuesto
y, segundo, con el exiguo 0,25% de incremento anual que, además de no resolver
nada, puesto que está por debajo de la inflación, se comunica a los interesados
por envío postal, cuyo coste puede ser en algunos casos superior al incremento
del 0,25%?
Desde el gobierno se actúa contra
los pensionistas con la fuerza que les da la certeza de saber que los políticos
no necesitarán la pensión para, al menos, sobrevivir.
Recuerdo una película que vi hace
muchos años. “Cuando el destino nos alcance” se titulaba. En ella los ancianos
eran invitados a entrar en un edificio donde visionaban escenas idílicas,
escenarios naturales ya inexistentes, que les relajaban mientras morían
dulcemente. La segunda parte de la historia es que el gobierno utilizaba los
cadáveres para fabricar con ellos las pastillas que se daban a la población
como complemento alimentario, debido a la escasez de alimentos naturales.
Aquí y ahora, quienes gobiernan
pretenden, a veces, trasladarnos su visión idílica de la situación y nos
entretienen con sus debates, el fútbol y la telemierda. La oposición que podría
plantear propuestas realistas, se ha sumado también al espectáculo y, lejos de
ello, nos ofrece cada día tanta “casta” como la que denunciaron y no son ajenos
a la “caspa” que delata que no son diferentes. ¿Pretenderán, también, que
sirvamos de alimento?
Tal es la situación, en unas
circunstancias en las que uno es incapaz de saber quién dice la verdad y debe
atemperar sus decisiones de modo visceral, más atendiendo a sus preferencias
ideológicas que a esa realidad que fue prometida en la que la “transparencia”
brilla porque está ausente. Tanto, como ellos de la realidad.
Querido Vicente:
ResponderEliminarMe es muy grato poder dar notoriedad a este blog, y mostrar públicamente mi adhesión al cumulo de criticas que has mencionado, y felicitarte por la claridad y valentía con que lo has dicho. Es, pues, muy razonable mi adhesión a tus ideas. Ojalá tengamos mucho eco en los lectores del blog.