La ciudad, como la vida misma, está
llena de contrastes que, no pocas veces, resultan llamativos porque ofrecen una
imagen muy distinta de la que se pretende comunicar.
El turismo, uno de los pilares de la
economía alicantina, no siempre entiende que se ofrezcan imágenes que evidencian,
como poco, escaso interés de los regidores municipales.
Y no se trata, solamente, de que se
cuide lo que depende de la propia corporación, como bien público. Se trata,
también, de que se exija a quien corresponda que mantenga sus bienes en estado
de revista, si están en el exterior. Pero claro, si “en casa del herrero,
cuchillo de palo”, como atreverse a sancionar a quien se mira en el espejo de
la desidia municipal.
El inicio de la Playa de San Juan, al
que corresponden las imágenes, ofrece unos primeros planos de dejadez y
abandono en franco contraste con las edificaciones que se están construyendo a
su espalda, como si el desarrollo hubiera quedado varado en la arena de la
playa, como una embarcación destinada al desguace.
Por si fuera poco, el Ayuntamiento ha habilitado pasarelas junto a estas "indigestas" vistas, tal vez para que podamos ser testigos de la desidia
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