Seguramente son un tipo algo raro, porque
resulta que me fijo en cosas de la ciudad en las que otros no tienen interés
alguno y que, para mí, dan a conocer el interés que los gobiernos municipales
le prestan.
Hoy me preocupan las vallas. No esas de los solares,
que aparecen pintarrajeadas sin que sancionen a los incívicos, ni esas otras
donde las empresas publicitarias cuentan mentiras o enmascaran la verdad para
incitar a los incautos a caer en la trampa del consumismo.
Las que me preocupan hoy, son esas otras vallas
que se colocan, generalmente, a ras del suelo y que delimitan una zona
determinada, o no delimitan nada y permanecen pegadas a la pared o en mitad de
la acera.
Me preocupan esas vallas que, durante meses,
rodean cualquier obstáculo o infraestructura defectuosa y
permanecen allí, olvidadas, sin que nadie se atreva, al parecer, a resolver el
problema por el que fueron situadas, o bien permanecen allí, pese a que ya no
haya problema que resolver.
Me preocupa el abandono que sufren porque, con
toda probabilidad, una parte de ellas es mía, pagada a través de mis impuestos
y, por tanto, contribuye, en su abandono y olvido, a que se adquieran otras
vallas para sustituirlas, lo que conduce a que se realice un gasto
improcedente, en detrimento de otro más necesario y urgente.
No hablo de una ciudad ignota, pequeña y con
escasa población. Hablo de Alicante, ciudad en la que nuestros políticos
locales, quizá emulado aquello de “a donde vayas, de los tuyos haya”,
practican el lema “vayas a donde vayas, encontrarás una valla”.
Te felicito. Me gustaría mucho que el Alcalde lo leyera y sintiera la resposabilidad moral que tu experimentas. Un abrazo.
ResponderEliminarSi lee mi correos los tira a la papelera, al parecer
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