miércoles, 19 de octubre de 2016

MELANCOLÍA DE OTOÑO



                Reconozco que el otoño es una estación que, a veces, me llena de melancolía.

         Afortunadamente uno encuentra, en sus paseos por la ciudad, suficientes motivos para disiparla. No tanto fijándose en lo permanente que, a menudo, produce el sentimiento contrario por el agobio o insulto a la belleza que proporciona en forma de edificios feos, manzanas abigarradas…suciedad.

         Prefiero fijarme en los pequeños detalles. Ese sencillo imbornal, por ejemplo, que a lo largo de los meses consigue almacenar suficiente suciedad como para servir de abono a un humilde vegetal que aporta su verdor al gris otoño, aunque a lo largo del año, con los calores, le hayamos visto languidecer y, casi, extinguirse.

         Lástima que la ciudad sea más acogedora por estos detalles que no llegan a compensar el exceso de suciedad y el abandono que se prodiga por calles, plazas y rincones.

Imbornal C/Hnos López de Osaba el 21/01/2016   




 
El mismo imbornal el 19/10/2016

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