El Castillo de Santa
Bárbara que, por su historia, sus características de gran zona verde (¿?)
debería ser ( y haber sido) considerado por todas nuestras corporaciones
municipales la “joya de la corona” de Alicante, hoy es, en virtud de la desidia,
la falta de interés y voluntad política, un espacio en el que se descubren
árboles talados y no repuestos, árboles nuevos que se han dejado secar, árboles
grandes ya muertos, caminos descuidados, muros caídos, escasa vegetación de
jardín y mucho más.
Quienes hemos vivido
siempre en Alicante y conocido tiempos mejores no podemos reconocer en este
Castillo el que sirvió para nuestros juegos de infancia y nos recibió, en sus
umbrías, los días de “mona”. Hoy parece más un parque de mascotas cuyos dueños
no siempre tienen claro que su propiedad les hace, a la vez, responsables de
retirar sus defecaciones lo que, unido a quienes consumen bebidas y abandonan
bolsas y botellas, contribuye a que se acentúen las deficiencias.
Como en anteriores
ocasiones, esta publicación se hará llegar al Ayuntamiento para su conocimiento
(si es que alegan ignorancia), aunque la experiencia me induce a pensar que les
importa poco lo que digan los ciudadanos, ya que ni una sola vez han respondido
a mis comunicaciones.
En sucesivas entradas y
bajo el epígrafe “CRÓNICA DE LA DESIDIA”, se presentará material
fotográfico recogido entre la segunda quincena de mayo y la primera de junio
actual. Las fotos que siguen corresponden a la carretera de acceso y laterales.
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