Como
es frecuente, los sucesos van por delante de quienes tienen el mandato de los
ciudadanos y el poder para resolver los problemas, lo cual que no siempre es
cuestión de dinero.
Hemos
visto ,sucesivamente, no pocas noticias acerca de personas que, agobiadas por
el problema de la pérdida de su vivienda, incapaces de soportarlo, han optado
por quitarse la vida. Y no son pocas. Pese a ello, ha sido necesario un número
importante para que los políticos, que son quienes pueden hacer algo, se atrevan a ello, eso sí, empujados
por más de un millón de firmas .
¿Cuántos
muertos son necesarios para modificar una ley?
No
he leído la propuesta ciudadana y, por lo tanto, no voy a opinar sobre su
contenido ni puedo hacerlo, por tanto, con relación a lo que . desde el
Gobierno, se propone para resolver este tema. Sí quiero exponer algunas
reflexiones cuyo ánimo no es juzgar a nadie, sino exponer situaciones conocidas
por todos y que podrían haberse evitado.
Las
sociedades de tasación que trabajaban con los bancos, ¿hicieron honradamente su
trabajo, o sucumbieron al encanto de sirena de estos y, en connivencia con
ellos tasaron las viviendas y locales por encima de su valor, para que los
créditos fueran mayores?
Los
bancos, ¿cumplieron con su obligación de realizar contratos en los que
estuvieran garantizada la seguridad y liquidez de los préstamos, o sólo
buscaron la rentabilidad del pelotazo?
El
Banco de España, que debía velar por la buena práctica bancaria ¿qué hizo?
La
Comisión Nacional de Mercado de Valores, ¿acaso hizo un estudio serio sobre
Cuotas Participativas o las Preferentes?
Los
políticos que intervenían en las Cajas de Ahorros ¿se limitaban a poner la mano
a fin de mes, sin importarles nada más?
Los
que compraron locales o segundas viviendas, hipotecándose, ¿sucumbieron al
embrujo del negocio con beneficio rápido, pensando únicamente en dar, también “el
pelotazo”?. Los que lo hicieron sin ése ánimo, pero pidieron préstamos por
importe mayor que el de la vivienda, ¿no pensaron en el riesgo que eso suponía?
Hay
muchos más interrogantes, pero si solamente miramos hacia atrás, cabe la gran
posibilidad de que nos demos otro tropezón. Tenemos la experiencia de los
graves errores cometidos y tenemos la constancia de que los que gobiernan o lo
han hecho no están o estado a la altura de las circunstancias. Cada uno debe
decidir qué hacer, pero cada uno, por sí solo no podrá cambiar nada.
Lo lamentable es que cuando ha habido un millón y medio de personas que han participado apoyando una iniciativa legislativa popular( procedimiento farragoso, laborioso de poner en práctica, del que sólo al pensar en el esfuerzo que habrá supuesto para el grupo de personas que lo ha gestionado, me entran escalofríos) quienes se arrogan la representación democrática, se pasan por el fxxxo de los cxxxxes esa expresión de verdadera, responsable, leal, constructiva y pacifica muestra de participación ciudadana.
ResponderEliminarEso es lo lamentable hoy, lo que me temo que será lo lamentable mañana es que l@s representantes politicos que han menospreciado hoy a la ciudadanía, volveran a ser elegidos.
De ser eso así, creo que no habrá que culpar a esos representantes, habrá que culpar a sus electores. Por lo menos eso haré yo.
Coincido absolutamente con tu exposición. Lamentablemente la ceguera colectiva (¿tal vez síndrome de avestruz?) es una muestra más de la existencia de una sociedad inmunizada contra todo aquéllo que no afecte, personalmente, al propio indivíduo
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