En
la Provincia de Alicante no hemos sido favorecidos por la Madre Naturaleza con
el don de un rio caudaloso en el que pudiéramos distraer la mirada, bañarnos,
pescar o, simplemente, echar una siesta bajo las frondas de un chopo de sus
orillas, acunados por el rumor de las aguas en su camino hacia el mar.
Es
posible que en alguna época haya sido de otra forma, pero hoy apenas hay breves
hilos de agua, seguramente contaminada, que no tiene otra utilidad que la de
favorecer el crecimiento de arbustos en sus proximidades, así como servir de
guarida a algunos insectos.
Hace
unos días, en una de mis caminatas, pasé por la desembocadura del Rio Seco (Campello), de
cuyo nombre se puede deducir fácilmente que no lleva agua . Su cauce sirve, únicamente,
como camino a las aguas vertidas más arriba por las lluvias torrenciales que,
en escasas ocasiones, aunque anualmente, suelen sucederse.
En
un momento dado me pareció escuchar el rumor del agua, pero me dije a mí mismo:
“no es posible, hace días que no llueve, debe haber una tubería rota”. Más, aproximándome
hacia la zona de donde provenía el rumor pude ver una discreta corriente de
agua que atravesando la barrera de guijarros de la desembocadura, se vertía en
el mar.
Dudo
mucho que el agua proceda de lluvia o de algún nacimiento. Más me inclino a
pensar que haya alguna depuradora cauce arriba y que esta sea el resultado del
tratamiento.
Lo que no acabo de entender es la razón por la que no se utiliza
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