viernes, 23 de enero de 2015

LA COSA TIENE COJINES







         El Diario Información de hoy, 23 de enero presenta, en sus páginas interiores, una noticia que me ha llamado la atención. Su titular (sic):”A Rato le tocan los cojines” puede dar mucho de sí, y a más de uno le habría gustado disponer de la noticia el 28 de diciembre, por aquello de los Santos Inocentes.
         Yo, como lector asiduo de dicho diario, no tengo motivo alguno para recelar de la veracidad del relato y, más que nada, por curiosidad, lo he leído. Aunque, sinceramente, me habría gustado más que la historia fuera por otros derroteros como, por ejemplo, que el Sr. Rato, en un rasgo de lucidez ética, había devuelto la totalidad de las remuneraciones percibidas durante su presunta mala gestión al frente de Bankia. Pero eso es otro cantar.
         Por esa cualidad de la mente, de relacionar ideas, me ha venido  el recuerdo de una conversación que mantuve con mi hermano (qepd) en cierta ocasión, en la en la que  me habló –de esto hace muchos años-  acerca de un titular de la desaparecida revista La Codorniz, como respuesta a la amenaza de la censura con cerrar su edición . Venía a ser algo así: “Cajín es a cajón como cojín es a X. Nos importa dos X que nos cierren la edición”.
         Naturalmente, el Sr. Rato tiene derecho a recuperar sus cojines, en tanto que muchos españoles hace tiempo que tenemos la certeza de que nos están tocando los X y, aunque manifestemos nuestra disconformidad, una especie de muro, más difícil de superar que el de Berlín al parecer, impide que esa cosa que a los políticos les gusta tanto nombrar, que es Participación Ciudadana, se haga efectiva ya que, según todo parece indicar, cuando muchos han decidido dejar de protestar en la barra del bar y expresar su descontento de otro modo,  no van a poder hacerlo sin afinar mucho, so pena de toparse con las restricciones de una nueva ley que podría impedir respirar, por si eso le quita algo de aire a alguna autoridad.
         Pero bueno, eso es también otro cantar. Volviendo al tema de los cojines del Sr. Rato, me pregunto: ¿A qué viene ése inusitado interés por los susodichos elementos hogareños?
En una ocasión vi una película en la que un inocente osito de peluche escondía una carga explosiva pero, claro, en aquélla situación el propietario lo que intentaba era deshacerse del animalito, no como en la noticia, según la cual el Sr. Rato removió cielo y tierra en busca de sus X ¿o era de los cojines?, porque la verdad, ya me he hecho un lío y no sé lo que perdió.
        

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