Nome Robeys ingeniero de profesión , de ascendencia inglesa, decidió aprovechar la coyuntura para introducirse en el mercado fabricando todo tipo de paneles,cajas,arcas,urnas y demás recipientes.
Durante años suministró a diversas administraciones públicas, pero hizo todo lo posible por no pagar comisiones, aunque ello supuso no poder competir en bastantes ocasiones.Sin embargo, poco a poco su empresa fue creciendo, los bancos le ofertaban pólizas de crédito, con el "solo" aval de sus propiedades.
Bruscamente, la recesión tantas veces negada desde el gobierno empezó a devorar la economía. Las empresas vieron cómo, de golpe, desaparecían sus clientes o no pagaban. Los proveedores exigían el pago de sus suministros. La hacienda pública, endeudada e insensible, se negaba a sincronizar el cobro del IVA con el cobro de las facturas.
Nome tuvo que reducir jornada. Más tarde despidió a algunos trabajadores, finalmente tuvo que plantear un ERE y la plantilla quedó en la mínima expresión.
Nome escuchaba con escepticismo y escasa motivación las informaciones relativas a próximas elecciones. Repasaba el panorama político, el escaso afán de los partidos por unirse frente a la crisis, la sonrisa de los gobernantes cuando hablaban sobre desempleo o rescate bancario, los fraudes protagonizados por personas de relevancia social. Era indignante !!!
Cuando en el BOE apareció la convocatoria de concurso para suministrar las urnas destinadas a las elecciones, Nome leyó toda la información cuidadosamente. Reunió a su equipo de diseño, dándole instrucciones muy precisas. En un mes se había diseñado la smart-urna, la urna inteligente, capaz de contar y clasificar los votos y publicar en tiempo real estadísticas de cada colegio electoral.Unidas las urnas en red, el ordenador central del Ministerio del Interior podría dar los datos de modo inmediato.
Cuando presentó a los medios su urna, quedó claro que aquél era el futuro y no tuvo competencia en el concurso de suministro, que ganó tras el buen resultado de las extensas pruebas que se realizaron, demostrando la validez del sistema.
El dia de las elecciones Nome supervisó personalmente las instalaciones, probó las conexiones de red y entregó las llaves del sistema al Ministro. "Estas llaves, dijo, permitirán que en la hora límite fijada, pueda su Excelencia tener los datos definitivos"
Toda la jornada transcurrió con normalidad. Los rostros de los interventores reflejaban, en cada colegio electoral, su alegría o decepción por los resultados, según les afectaran.
A las 22 horas finalizó la jornada electoral. El Ministro y el líder de la oposición introdujeron, a la vez, las llaves que Nome había entregado.Giraron un cuarto de vuelta a la derecha. La pantalla del ordenador central mostró una vertiginosa sucesión de datos. Los componentes de las mesas electorales veían, con asombro, como las papeletas eran engullidas hacia el fondo de las urnas y salían por una ranura convertidas en pequeños confetis.
Pasados unos minutos, la pantalla del ordenador central quedó en reposo, al tiempo que lo hacían las urnas, vacias ya de papeletas. El Ministro, impaciente, se preguntaba qué estaba sucediendo.
Un letrero con el anuncio RESULTADOS ELECTORALES y un video con la imagen de Nome aparecieron en la pantalla y na voz dijo: "Durante años he soportado la falta de interés de los partidos por los asuntos de los ciudadanos que vemos, impotentes, como las elecciones en su planteamiento actual solo sirven para perpetuar a los de siempre. Las urnas están dotadas de trituradoras que han reducido a confeti las papeletas, así que no hay votos, ni vencedor. Buenas noches"
Mientras el Ministro daba, desaforadamente, instrucciones a sus subordinados, se escuchaba como música de fondo: "Había una vez, un circo...!!!
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