La actuación en la Vega Baja de
una presunta impostora que ha manejado a autoridades, vecinos y políticos a su
antojo, durante la celebración de actos en Orihuela, pone de manifiesto, una
vez más, no solo la habilidad de algunas personas para atribuirse supuestas competencias, sino la “inocencia” de
quienes con una simple llamada telefónica habrían podido descubrir el engaño.
Ya nos gustaría a los ciudadanos que cuando solicitamos algo que nos
corresponde en justicia, los políticos fueran tan receptivos.
Es encomiable que los dirigentes
de nuestros partidos políticos tengan como una de sus metas el gobierno de la
Nación, pero no deberían dejarse llevar por sus afanes y centrarse en los
objetivos de las próximas elecciones locales. Ahora toca elegir el próximo
gobierno de Alicante y los temas a considerar son los que afectan a la ciudad.
Ya llegará el momento de proponer soluciones a los problemas de la Autonomía o
del Estado. Cada cosa a su tiempo.
Las noticias con relación al
pretendido macrocentro que quieren que acompañe a Ikea, ofrecen posibilidades
de interpretaciones distintas, en función de lo que se pretenda. Si algo debe
quedar meridianamente claro, por ejemplo, es: a) el número de grandes centros comerciales en
Alicante ya es excesivo para los potenciales clientes; b) son muchas las voces
que se manifiestan en contra de dicho macrocentro, comerciantes, vecinos, políticos, sin que esté acreditado el
beneficio para el entramado social de la ciudad; c) nuestra ciudad debe
recuperar el pasado industrial perdido, potenciando actividades de I+D+i ; d)
por si alguno no se ha dado cuenta, los seres humanos comemos y cualquier
mirada a los campos que rodean la ciudad nos ofrece el desolador panorama de
cultivos abandonados, árboles secos, montones de escombros. ¿Por qué no
potenciar la agricultura y la ganadería?
He visto recientemente la
película de animación “La oveja Shaun”. Recomendaría a los políticos de todo
signo que fueran a verla. Tal vez aprenderían que el trabajo en equipo es
beneficioso para todos, con independencia del puesto que ocupen.
Aunque se dice que “nunca es
tarde…”, resulta ciertamente descorazonador ver con qué facilidad nuestros
políticos han estado utilizando el dinero de los ciudadanos sin ninguna vergüenza
ni consideración ética. Es indignante que los consejeros de Aguas de Alicante
cobraran 1000 € por su asistencia a los consejos, máxime siendo ediles que ya
eran retribuidos en función de sus competencias (¿?) municipales.
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