Seguramente será una coincidencia, pero acababa de ver un reportaje que hablaba de los muchos burros que tenía a su cuidado un señor y, a renglón seguido, las noticias me hacían ver, por enésima vez, los increíbles esfuerzos que están haciendo nuestros políticos para no ponerse de acuerdo.
Me he preguntado, repetidas veces, cómo hemos llegado a coordinar un cúmulo de inútiles de tal categoría que, incapaces de pensar en lo que conviene a los ciudadanos y a España, se dedican a "restregarse" en la cara que no están dispuestos, siquiera, a dialogar.
Unas reflexiones del humorista Forges lo explican con claridad meridiana: MEDIOCRIDAD. Ni buscándolo habria encontrado un adjetivo que definiera mejor a buena parte de nuestros políticos.
Pero claro, si se hace de la política no un servicio a la sociedad, sino un "modus vivendi" , cómo dejar el cómodo sillón y buscarse un trabajo, cuando se carece de profesión ?
Más aún, con el rechazo social y polémica en el tema de las " puertas giratorias" que ha dejado a más de uno "con el culo al aire" ante la presunción de que no es casualidad que su incursión en la empresa privada haya sucedido a su puesto en el gobierno de la nación, solo "por su cara bonita".
Uno es prudente, pero no tonto.
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