A la vista del "relax" con que los políticos españoles se han tomado el asunto de las negociaciones para formar gobierno y evitar, asi, unas nuevas y costosas elecciones, se me ocurren, al menos dos razones:
a) han visto la situación tan dificil y necesaria de una ayuda de naturaleza superior que, vestidos de capuchinos, han hecho penitencia en alguna de las diversas procesiones de nuestra Semana Santa, pidiendo "iluminación"
b) siguen yendo cada uno a la suya y, conscientes de la inutilidad de las reuniones, se han dedicado por completo a la vida tranquila y vacacional, cargándose las pilas para competir en unas elecciones inevitables.
Sea cual sea la razón, es una sinrazón, porque no estamos en una situación como para "echar truenos", tanto porque las Fallas de Valencia han pasado como porque las Hogueras de San Juan están, todavía, lejos.
Creo que la mayoría de la población aceptaríamos bien un gobierno de consenso entre varias fuerzas políticas que permitiera, por un lado, romper situaciones anteriores de políticas "de rodillo" en que el partido único, sin oposición efectiva, actuara a su antojo y, por otro lado, al reunir distintas sensibilidades posibilitara medidas que pudieran unir tanto aspectos técnicos como sociales, que permitieran afrontar un futuro de desarrollo sostenible y con sensibilidad hacia los problemas que originan las, cada vez mayores, diferencias entre las personas.
Sería deseable que la sensatez, a modo de "síndrome de Estocolmo" hiciera presa en los políticos para que no se sintieran secuestrados
por sus propias "ideas de partido" y asumieran lo que conviene a toda la población.
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