cautivo de ese mar que frustra mis deseos
y me niega la libertad de ser libre,
llegan hasta mí los ecos de vuestras risas.
y el frío,lacerante, maquilla mi cuerpo
en endebles tiendas de campaña
os escucho rechazar mi acogida.
vuestras puertas y fronteras me lapidan,
me lanzáis vuestros guardianes que vomitan
feroces gritos y me rocían con pimienta.
la angustia de mi expresión,
las lágrimas que surcan mi rostro,
mientras decidís el tercer plato de la carta
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