Paseando por
la ciudad de Alicante, es inevitable fijar la mirada en las múltiples heridas
que cubren sus calles, no tanto como tributo a las instalaciones de
infraestructuras que utilizamos para hacer más cómoda (¿?) nuestra existencia,
como muestra de la inveterada costumbre,
rayana en la tradición, de nuestras corporaciones municipales en no cumplir con
sus obligaciones de control, de manera adecuada.
No
hay que caminar mucho para advertir zanjas que se taparon de cualquier manera,
a veces con materiales inadecuados y que dejan visible su impronta sobre el
negro del asfalto, o modificaciones de aceras o calzadas que se han dejado a
medio acabar o, incluso, alguna calle sin asfaltar convertida por mor de las
incívicas actuaciones de algunos ciudadanos en eventual cagadero de sus
mascotas.
Unos
días atrás, contemplaba con asombro cómo, con gran profusión de medios técnicos
y humanos, se llevaba a cabo la tarea de reponer el asfalto que había sido
retirado recientemente durante la conexión a la red de alcantarillado de los
desagües de un edificio. Y el asombro era, precisamente, porque se trataba de
una obra reciente, en tanto que otras, similares y de mayor envergadura siguen,
incluso años, sin recibir el tratamiento
para restituir la calle a su estado original.
Me
pregunto si hay empresas instaladoras que gozan de algún privilegio en este
sentido o es, simple y llanamente, que no hay por parte del Ayuntamiento la
correspondiente labor inspectora que compruebe que, una vez realizada la obra,
se repone el pavimento a su estado original por quienes la llevaron a cabo.
Mientras
tanto, como siempre, si en alguna ocasión se asfaltan las zonas afectadas, los
alicantinos pagaremos con nuestros impuestos por lo que desde el Ayuntamiento
no se ha controlado.
Asfaltado en C/Gonzalo Mengual
Calle Rio Amadorio,sin asfaltar
Calle Dr. Sanchez Sanjulian
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