martes, 5 de abril de 2016

A QUIÉN LE INTERESA LA CIUDAD ?

Vivir en la ciudad, en mi caso Alicante, no tiene que ver únicamente con la necesidad de tener un lugar donde estar ubicado, afortunadamente. Es algo más, es amarla, sentirla como cosa propia, cuidarla como si no lo fuera.

Lamentablemente una parte de los que viven en la ciudad, más que vivir diría que sobreviven. No porque sus circunstancias económicas sean deficientes, sino porque les importa poco la ciudad; se conforman con el techo que les cubre y les es indiferente que la suciedad, la decrepitud, la inacción de quienes gobiernan, la vayan convirtiendo, día a día, en un lugar poco atractivo, del que uno querría alejarse cuanto antes, de tener posibilidades para ello.

Nada en Alicante es como lo recuerdo de niñez. Cierto que había entonces calles sin asfaltar y no había papeleras. Cuando llovía, la calle se llenaba de charcos y chapoteábamos en ellos a riesgo de recibir un pescozón al llegar a casa con los zapatos llenos de barro. Hoy éso ha cambiado. Aunque queda alguna calle abandonada de la mano del Ayuntamiento, ya no hay barro. Pero sigue habiendo charcos que demuestran que todavía hay mucho por hacer para mejora la ciudad y no depende,exclusivamente de los ciudadanos.

Recuerdo que durante las últimas obras realizadas en mi barrio, El Pla, para renovar instalaciones de alcantarillado, uno de los problemas que los vecinos, a través de la Asociación de Vecinos del Pla, planteamos a los técnicos era la necesidad de dotar las calles de las pendientes e imbornales necesarios para la evacuación de las aguas pluviales y evitar los charcos, fuente de molestias para los peatones y de acumulación de suciedad. Como argumento en contra de nuestra petición se esgrimía que Pla significaba "plano" en valenciano y que al ser una zona plana no era fácil dicha evacuación.

Hubo controversia y, en algunas zonas tuvimos éxito y en otras menos, con lo cual sigue habiendo charcos, pero no por el hecho de que El Pla sea plano, sino porque pensar en solucionar los problemas exige esfuerzo y no siempre se está dispuesto a realizarlo.

Por si fuera poco, la descoordinación entre concejalías, el desinterés, la falta de control o vaya Vd. a saber qué otra razón poco razonable, han ido dando lugar, en el transcurso de las pasadas legislaturas a deficiencias cada vez más notables.

Si días pasados fue un imbornal con malvas incluidas, hoy presento otro cuya limpieza no se ha realizado correctamente desde su instalación, puesto que la trampilla está sellada por el asfalto y, por tanto, no se puede abrir. ¿Quién tiene la responsabilidad del mantenimiento?

Otra foto ilustra una calle , también de El Pla, en la que la pendiente deja las aguas retenidas en uno de los lados, hasta que desaparece por la evaporación, mientras el único imbornal está en la parte opuesta, donde no es necesario.

¿Difícil de resolver? No, pero sí más costoso que si en su momento hubiera habido un control más riguroso de las obras.




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