QUINCEAVO DIA (2 de Febrero).- Hoy
amanece un día con viento fuerte y me viene bien porque me toca macro-lavado,
ya que he acumulado una buena cantidad de prendas de color claro y pienso, como
compruebo más tarde, que se secará toda la ropa antes de la comida.
Estoy liado con el tema de la impresión
a doble cara, dos páginas por folio y va bien, pero como es lento, me lo tomo
con calma y lo hago en varias tandas, hasta que lo termino. Me he dejado una
“chuleta” explicando cómo hacerlo para que las páginas salgan en su orden al
hacer el plegado.
Salgo a dar una vuelta y aprovecho para
dejarle a P la carta de la antigua vecina que había en el buzón. Me doy una
vuelta por el mercadillo, hoy con bastantes papeles y bolsas revoloteando. No
hay ningún policía y los vendedores del top manta están tranquilamente frente a
sus improvisados escaparates. Un grupo de hombres de etnia gitana observan cómo
sus mujeres ofrecen los productos. Una de ellas, en mitad de la calzada tiene
sobre una caja de cartón unos cuantos envases que parecen cosméticos. Cerca un
par de hombres de raza negra charlan juntos a unos bolsos que esperan
comprador.
El otro mercadillo, el de frutas y
verduras está abarrotado, resulta casi imposible avanzar en algunos momentos, por
la cantidad de carros de compra y cochecillos de niño con que muchas personas
acuden.
Vuelvo a casa y sigo con mi regalo
sorpresa. Unir los folios doblados con hilo es un trabajo un poco de “chino”,
pero con paciencia lo voy logrando. Después de un rato, veo el correo y varios
blogs y salgo nuevamente a dar una vuelta. El viento me empuja, me arrastra, me
obliga a hacer equilibrios si no quiero perder el mío.
Me llama mi viajera preferida. Está ,
con sus compañeras de exilio, en Santiago de Chile viendo cosas. Irán a comer
con el hermano de María y después seguirán con la visita turística. Mañana
tomarán el vuelo a Madrid y llegarán aquí en una hora aún sin determinar, pues
podrían adelantar, si es posible, su venida en tren.
La comida de hoy es una parte del
“bollitori” de hace un par de días, más fruta y una pequeña pieza de turrón.
Todavía me queda comida para un par de días.
Hoy no ha habido siesta. Me viene el
tiempo un poco apretado para terminar el regalo sorpresa, de manera que, tras
un leve reposo me pongo a ello, hasta que llega la hora de la misa en la
iglesia de al lado, donde se ha celebrado la fiesta de las candelas. Me he
traído a casa mi vela.
Hasta la hora de la cena sigo con las
manualidades y lo dejo ya para terminar mañana.
Apenas terminar la cena preparo todo lo
acontecido en el día, para el blog y después me pongo a ver la tele.
Poco más; hoy casi todo ha sido
manualidades. A la cama y hasta mañana., que descanses, viajera incansable. Te
quiero.
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