DIECISEISAVO DÍA (3 Febrero).- He
dormido muy bien, pero a las cinco y media me he despertado y, cansado de estar
en la cama, me he levantado alrededor de las seis y media. He seguido con mi
regalo sorpresa durante buena parte de la mañana, a ratos, porque he tenido que
esperar que el pegamento uniera bien en el material que he usado y ha resultado
un poco difícil. Se ve que tiene algún componente que no lo digiere bien y , a
base de colocar varios libros pesados y varias manos de pegamento, al final no
ha quedado muy mal.
Hoy, el día de nuevo frío y ventoso. He
aprovechado para… ¿lo adivinas? Efectivamente, para poner la lavadora. Después
aseo, desayuno y a seguir.
El periódico de hoy se ciñe, casi
exclusivamente, a la bazofia política, al fútbol y a los automóviles. Me
preocupa el nivel de irresponsabilidad de políticos, jueces, funcionarios,
medios de información…
El famoso tema de la presunción de
inocencia está absolutamente muerto. Resulta difícil defenderse de una
acusación porque, a priori, uno u otro político se ha encargado de esparcir la
deformación (perdón, información) que un juez o un funcionario ha filtrado a un
medio de información, que se ha apresurado a proclamarlo con titulares en
negrilla y letra bien gorda. Consecuencia: todo el mundo ya ha sentenciado que
el que ha estado en el punto de mira de todos éstos, es culpable.
En la versión digital del periódico se
ha publicado una carta mía referente al asunto de las participaciones
preferentes y cuotas participativas.
La lectura de un artículo relativo al
abandono y suciedad de un barrio me lleva a escribir otra carta al periódico a
ver si se publica, alguien de los que tiene que resolver la lee y , aunque sea
por vergüenza, actúa.
He comido con M y L. Un osobuco extraordinario,
como todos sus guisos. Después hemos visto juntos la película “Avatar” que,
aparte de interesante por los efectos especiales, nos retrata de nuevo al
“amigo americano” tan celoso de su propiedad y tan agresivo con las de otros.
Vuelvo a casa andando. Hace menos viento
que esta mañana, pero la ropa ya está seca. La recojo y distribuyo en su
respectivo sitio.
Estudio un poco de inglés y otra vez
cena frugal para compensar calorías.
Doy un vistazo a la televisión. Recuerdo
que, hace años, se solía decir cuando alguien hablaba de sopetón, sin haber
meditado bien el asunto: “cállate, que cada vez que hablas sube el pan”. Bueno,
pues algo así hay que decirle a nuestros excelsos políticos de alto nivel, que
no quisiera que se mordieran la lengua por si se envenenan y no le deseo la
muerte a nadie. El caso es que con ellos no necesitamos enemigos.
Mañana es el último día, espero, de este
diario ,aunque mi viajera esposa ha llamado diciendo que van camino del
aeropuerto de Santiago, pero no sabe si saldrá el avión, porque hay alguna que
otra huelga por allí.
Bueno, espero que se resuelva y volvamos
a lo cotidiano.
Por eso, digo que “hasta mañana”. Besos,
que descanses.
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